❝Cualquiera sea el camino que elijas, yo te apoyaré siempre.❞
→ Kaede fue criada para ser un arma, un simple objeto con el que jugaban por mucho que rogase por su mísera vida. Sus pensamientos, sus lágrimas, incluso los latidos de su corazón habían...
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SOSPECHA.
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Chisaki compartió una mirada con la chica pelirroja, y observó atentamente el peculiar color de sus grandes ojos. Notó de inmediato que se parecían demasiado a los de aquella mujer que le había molestado tanto durante su encuentro con la Liga de Villanos, pero, realmente no tenía manera para decir que ambas estaban relacionadas por que sus cabellos eran muy diferentes y la contextura física de la pelirroja era más fuerte a diferencia de la pelinegra.
Sin embargo con tan solo recordarle el encuentro con aquellos criminales de pacotilla lo puso de los nervios. Y al ver que aquella niña con la que experimentaba se aferraba a los brazos de la Akaguro, para él solo empeoraba y empeoraba la situación; detestaba estar cerca de los héroes.
Kaede notó la furia recorrer todo su cuerpo al notar cómo Eri, como la había llamado el maldito, temblaba entre sus brazos y se agarraba de su traje con mucha fuerza. Tanto Mirio como Midoriya trataron de calmar la situación hablando un poco con Overhaul, y la peligris tiró de su manga queriendo irse de allí.
━Abyss, ¡deberíamos continuar nuestra vigilancia!━dijo Togata tratando de llamar su atención.
━L-lemillion tiene razón...━añadió Midoriya tratando de convencer a la pelirroja.
━P-por favor, ayúdame... no te vayas...━susurró sin que Chisaki pudiera oírla.
La Akaguro notó de inmediato el miedo y el pánico apoderándose de la pequeña niña, y el odio y el asco de Chisaki hacia ellos. Probablemente si no fuera por la seguridad de la peligris y los civiles que se encontraban transitando la calle, Kaede ya hubiera golpeado con todas sus fuerzas al villano que había frente a ellos.
Pero no podían llamar la atención en ese momento no, no cuando había tantas vidas en riesgo y eso Overhaul lo sabía bien, aprovechando que estuvieran en un lugar público para poder tener el control de la situación. Kaede se aguantó el suspiro que iba a salir de sus labios, y le dio un leve abrazo a la niña sorprendiéndola tanto a ella como a sus compañeros y al criminal frente a ellos.
