❝Cualquiera sea el camino que elijas, yo te apoyaré siempre.❞
→ Kaede fue criada para ser un arma, un simple objeto con el que jugaban por mucho que rogase por su mísera vida. Sus pensamientos, sus lágrimas, incluso los latidos de su corazón habían...
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LOS PROBLEMAS VUELVEN EN LA ACADEMIA.
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Kaede sintió los nervios recorrer su cuerpo de un lado a otro cuando se miró de arriba a abajo en el espejo. Apretó los puños y ladeó la cabeza indecisa, observándose a ella misma con el uniforme de la U.A. puesto como si fuera una alumna más de la academia. Bueno, de hecho ya lo era; porque tener como tío a el héroe profesional EraserHead, quien también era profesor en la Clase 1-A tenía sus ventajas aunque no lo pareciera.
Para cualquier adolescente cuyo objetivo desde siempre hubiera querido ser un héroe vería la oportunidad como un sueño hecho realidad, y cualquier otra persona como ella podría ir a la escuela disfrutando de una vida relativamente ordinaria. Pero esa vida no era normal para la pelirroja, y la Akaguro no estaba hecha para tener la rutina de un civil, o vivir rodeada de personas tan diferentes a ella.
Había sido un cambio tan distinto de la noche a la mañana que ya no sabía bien como debía sentirse al respecto. Un cansino suspiro salió de sus labios y dejó su cuerpo caer sobre su nueva cama, en su nueva habitación y en su nueva vida. Ya no había vuelta atrás para recuperar los antiguos días, y debía aceptarlo.
━Kaede.━tocó la puerta su tío Aizawa desde el otro lado, llamando su atención.━Nos iremos en cinco minutos, date prisa.━le insistió.
━Ya lo sé...━se quejó por lo bajo haciendo que el pelinegro soltara un suspiro ante la pesadez que había en el tono de su sobrina.
━Sé que es difícil para ti, pero esto es lo mejor.━bajó la cabeza y se recostó sobre la pared pensando en cómo reconfortarla, no sabiendo demasiado bien como lidiar con la única persona de su familia que le quedaba aún con vida.━Voy a ayudarte en todo lo que pueda.━reconoció, y unos segundos después sintió como la puerta de su habitación se abría y dejaba ver a la pelirroja con un rostro más calmado.
Sin decir absolutamente nada la menor lo abrazó con fuerza y el pelinegro correspondió el agarre, sabiendo lo difícil que resultaría para ella tener una vida 'normal', y es que el pasado nunca podía ser olvidado.
