Un jonio en Zaun- ¿Quién es Little Man?

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El joniano apenas salió de los carriles, escondió los pocos artilugios que parecieran de valor y deseó no tener que meterse en problemas. Tenía en mente también aprovechar para observar si los zaunitas aún seguían comerciando con Noxus, Irelia fue puntual con este servicio a la nación, el prevenir que Noxus se rearme nuevamente.

Hizo exactamente lo que le dijo la Vigilante, pero no esperaba que las cosas fueran peor de lo que imaginó. A pesar de ser el medio día, allí pareciera ser la media noche si no fuera por los cientos de letreros Neon que anunciaban servicios y comercios. Y había una neblina extendida que sofocaba los pulmones, así que se puso la mascarilla. Vió un par de peleas callejeras y una madre temerosa que caminaba rápido con su pequeño hijo. Era la primera vez que, en su andar por el mundo atravesaba la complicada nación de Zaun, una nación joven que nació de los túneles mineros, las tragedias por las inundaciones provocadas por la nación hermana de Piltover y de la indiferencia política, según lo que había leído en los libros de historia de toda Runaterra que circulaban gracias a mercaderes ambulantes en Jonia. Otra sabandija apareció... "Linda capa" dijo un zaunita calvo con el torso desnudo lleno de tatuajes y luego inhaló un gas rosa y se dejó ir contra Yasuo, pero esta vez no iba a estar distraído, lo recibió con un puñetazo, y cayó inconsciente al piso. El extranjero siguió la búsqueda de la katana.

Llegó al Green Dream y se dirigió directo a la barra, todos le miraban, desde jóvenes que solo iban a divertirse con otras chicas hasta algunos criminales con mala pinta que van a hacer tratos ilegales además de gente desempleada o agonizante rellenando la escena cuyo último recurso era el brillo o el alcohol local e importado en embarcaciones de aguasturbias. No era común ver a un joniano bien vestido.

El cantinero, un joven musculoso, barbudo y lleno de cicatrices le sirvió un trago sin preguntar.

--Sabemos lo que te gusta joniano, menos mal que ya no hay quienes quieran tu cabeza en este momento Xiiri...

Esa palabra lo habría hecho palidecer en otro momento, pero estaba en un lugar donde los cazarrecompensas abundaban y probablemente su nombre circuló por ahí años atrás.

--No estoy en busca de problemas-dijo cortésmente como si nunca hubiese escuchado la ofensa por parte del cantinero y observó a su alrededor por si había indicios de su katana o de los ladrones-- una persona en la que Little Man confía me envió aquí, además estoy completamente desarmado.

El cantinero resopló y se carcajeó mientras le servía un trago de una botella de Jonia reconocida.

--¿Acaso ves a alguien desarmado? no nos preocupa eso, si eres digno de confianza de Little Man, el pagará esta copa, si no lo eres, lo harás tú-Dijo el corpulento cantinero.

"Por eso suelo ser callado" pensó mientras le daba un sorbo al delicioso líquido que le traía buenos y malos recuerdos.

--Toma esto y ponlo sobre la oreja-le interrumpió de sus pensamientos el cantinero y le puso en las manos un dispositivo alargado y curvo-¡así no! ¡AL REVÉS!

--¿Con quien quieres hablar?-escuchó una voz grave y distorsionada.

--¿con Little Man?

--¿Quién te envía?

--Una vigilante de cabello rosado. Dos de los tuyos han tomado prestadas mis cosas, uno tenía piernas mecánicas.

--¿piernas mecánicas?... CANTINERO JORDAN; HÁGALO PASAR POR FAVOR-se escuchó la misma voz en un altavoz.

Jordan rio mientras que placenteramente atendió la orden jalando una palanca a un lado de una gran botella de licor noxiano.

De repente un mecanismo sonó y el suelo debajo de Yasuo se abrió, haciéndolo caer deslizándose por un túnel iluminado que serpenteaba en diversas direcciones hasta caer en una especie de material esponjoso gigante.

Allí mismo esperaba un hombre joven de rastas blancas hasta los hombros, de piel canela y con una marca peculiar hecha con pintura blanca en el rostro. Portaba una camisa blanca y un overol de mezclilla con los tirantes a los lados, A su cintura se amarraba con un cinturon de cuero de tres a cuatro bolsillos con herramientas por doquier. A los alrededores volaban decenas de personas en aerodeslizadores, pero no podía dejar de ver ese árbol gigante que brindaba sombra, lugar para vivir y oxígeno. Era como un oasis de frescos enramados luminosos que limpiaban el aire en medio de la oscuridad.

--¿Qué tal? Little man me mandó a auxiliarte con tu problema, mi nombre es Ekko. ¿te gustaría comer algo mientras caminamos?

A Yasuo le tranquilizaba el ambiente pacífico después de la tensión sentida en desde que dejó Piltóver. Suspiró con fé en que encontraría su arma, podía ver que las intenciones de Ekko eran buenas, se veía en sus ojos un brillo de amabilidad. Mientras caminaban en silencio, un adolescente flacucho y alto le dejo una especie de bandeja a Ekko, compartiendo así unos bocadillos que no se veían muy seguido en el otro extremo del mundo, Yasuo se fascino por su excéntrico sabor. Mientras masticaba vio un mural donde reconoció a la vigilante de cabello rosado en una versión mucho mas joven, también había una niña de cabello azul, cuyo rostro fue rayoneado por el grafitti de una letras rosas gigantes que se leían de "JINX". Había mas gente plasmada en aquel mural.

--Son las personas que ya no están y que fueron importantes para Zaun.

--Esa es la vigilante que me envío aquí-dijo Yasuo al reconocer a Vi.

--En aquel entonces pensábamos que no estaba viva, y también Powder que murió hace mucho tiempo, ahora se hace llamar Jinx.

--¿Jinx? Vi me dijo que era peligrosa.

-- Jinx, quiere decir que da mala suerte, verás su historia es complicada, no fue la misma después de asesinar por accidente a su familia adoptiva, que también están en ese mural. Es una especie de psicópata ahora. Si la ves, aléjate de ella o de su blanco...

A Yasuo se le enchinó la piel al escuchar esa historia, por la nostalgia de su propio pasado.

--¿Cómo es que sigue libre?

--No sabes lo escurridiza que es, entre Vi y yo intentamos hacerla entrar en razón pero al final... no podía dejar de ser en quien se convirtió, no, nadie la puede atrapar-Ekko hizo una pausa, sentía como si se le atorara un nudo en la garganta al recordar esos eventos-y también ha asesinado a sangre fría, muchas veces- la voz de Ekko cambió a una muy áspera y fría.

Una voz por un radio lo interrumpió.

--¡Ya tenemos a los infractores! Los estaremos esperando en la sala principal del este.

--¿Es Little Man?-preguntó Yasuo, Ekko solo rió.

--Si... digo, ¡NO! es pequeño, pero Little Man solo es una palabra clave que usamos aquí, aunque solía ser mi apodo de niño y lo fueron usando poco a poco.

Caminaron por un par de pasillos. Uno de ellos estaba cubierto de plantas con frutos y vegetales que crecían con técnicas hidropónicas y magia, pues había un par de mujeres manipulando un objeto tecnológico acuífero dotado de magia que aceleraba el crecimiento de las plantas.

--A comparación de afuera esto parece una perpetua primavera.

--Nos costó muchas vidas y tecnología construirlo y mantenerlo. En realidad todo esto comenzó con niños y personas vulnerables rescatadas de las calles y de situaciones abusivas, para evitar dolorosos destinos como el mío o el de Powder... pero alguno de los míos, jóvenes punks, empezaron a idolatrar a Jinx e imitar su comportamiento.

El siguiente pasillo se extendía aun mas y había habitaciones a los lado. Yasuo se asomó en dos de ellas y vio niños dentro manejando juguetes que parecían ser didácticos, mientras que en otra, un adulto explicaba el funcionamiento de un artefacto a un grupo de adolescentes mientras hacía anotaciones matemáticas en uno de los pizarrones. Era una escuela.

-Esta es la primera escuela oficial de Zaun, hemos llegado.

Viaje al Festival de la Flor EspiritualWhere stories live. Discover now