Capítulo 4. De Cacería

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3 Meses Después

Habían transcurrido tres luengos meses desde la partida de Daeron. El invierno estaba cada vez más cerca, aunque el otoño aún estaba presente en el paisaje y su estampa floral. Todavía reinaba la oscuridad en todo el manto celestial cuando Bastian se levantó, se vistió y bajó al amplio salón. Había dos velas encendidas encima de la mesa y Garmon lo esperaba allí sentado, con todo dispuesto para su pequeña escapada.

Era la primera vez desde hacía mucho tiempo, incluso antes de la marcha de Daeron, que salían de caza. Ambos sabían que no sería lo mismo sin él, pero poco a poco tenían que acostumbrarse a su ausencia y recordarlo en todo momento no era bueno para ellos, ya que no les dejaría avanzar y reconstruir lo que un día había sido un feliz y pequeño retablo hogareño. Pese a su ya lejana y amarga partida, aún no tenían noticias de él. La situación hosca que existiera meses atrás apenas se dejaba notar ya en el ambiente. Bastian no podía imaginar cuáles serían los sentimientos de su hermano dadas las circunstancias a estas alturas, y sólo les quedaba la esperanza en su interior de que todo fuera bien y no corriera ningún peligro.

Por la cabeza de Bastian empezaban a rumiar pequeñas hipótesis, incitándole a creer que Daeron también pudiera haberse enfadado con él. Se sentía culpable por no haber ayudado un poco más a su hermano en la labor de departir con su padre, de lograr hacerle entender que no era tan protervo aquello que estaba sucediendo en su fuero interno, y sobre todo de que su alianza como padre e hijo se fuera al traste con todo lo demás. Desde su partida nada había vuelto a ser igual, todos le echaban en falta, y ahora se daban cuenta de la gran labor que había hecho hasta el momento en aquella casa y la gran ayuda y beneficio que había representado para su padre en el campo. Garmon tardó días en asimilar su marcha, nadie en la familia esperaba tal reacción y forma. Para su padre había sido un golpe muy duro el no poder despedirse de su hijo. El comportamiento que había adoptado en sus últimos días con él hacía que ahora le asediaran innumerables remordimientos, que pesaban como grandes losas sobre su conciencia. Había sido un gran error. En su semblante se leían las palabras arrepentimiento y lamentación. Melianda e Yvain habían llorado mucho su ausencia y habían pasado momentos muy duros. Bastian también se sentía más solo. Aunque pareciera tener un gran apoyo por parte de su amigo Meliot, no era esencialmente lo mismo. No vivía con él en la misma casa y, como se decía en cualquier vínculo familiar, no corría la misma sangre por sus venas. Echaba de menos esas pequeñas disputas cada dos por tres con su hermano. Claro está que también las tenía con su hermana pequeña, pero no era lo mismo.

Avanzó por el salón mirando de soslayo a su padre. Una longeva lanza se apoyaba sobre el vértice de la mesa y un humilde arco y su carcaj se hallaban encima de la silla más próxima. Garmon se apresuraba a meter en una mochila de cuero dos pequeños fardos con algo de comida y una cantimplora con hidromiel para el camino. Tenía muchas ganas de hacer algo con su padre. Cuando era más pequeño habían hecho muchas escapadas como ésta y las recordaba con gran alegría y júbilo. Esperaba divertirse tanto como entonces, aunque esto le hiciera recordar a su abuelo, que en paz descansara. Cuando aún vivía y salían de cacería, siempre solía decirle: Si el jabalí es más fuerte que tú, muévete de un lado a otro lo mejor que puedas sin soltar la lanza, pues si no, ya puedes rogar deprisa a Dios hasta que acuda en tu ayuda; y la verdad, esperaba no tener que comprobarlo nunca.

Habían decidido reunirse en las afueras del poblado con otros hombres de la aldea, amigos de Garmon y compañeros del campo. Bastian se había familiarizado y congeniado lo suficiente con ellos, pues desde la marcha de Daeron, el joven había sustituido a su hermano en las menesterosas tierras, pasando a ser Yvain la encargada de sacar a pastar al ganado. El chico no estaba del todo de acuerdo con el cambio propuesto por su padre, prefería estar con los animales pues, a decir verdad, era como mejor se sentía, pero no le quedaba otra alternativa. Esta situación había hecho madurar a Yvain más rápidamente si cabe, aunque dada su elevada responsabilidad apenas le había costado centrase en su nuevo papel de rabadán. Por otro lado, Bastian había optado por invitar a Meliot a la partida de caza, pero éste había declinado su oferta y no podría acompañarlos debido a la gran cantidad de tareas que tenían él y Melkiades en la herrería en esa época del año.

Los Tres Reinos. Averyn.Where stories live. Discover now