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Keisi

Sirvo la comida frente a mi padre y coloco todo lo necesario para que coma. Se queda en silencio observando el plato, hasta que lo prueba.

Suelto el aire cuando sigue comiendo sin replicar, lo que significa que estoy mejorando en la cocina.

Me siento frente a él y como lo poco que sobró para mí.

—Tienes que dejar la escuela. —Murmura. Alzo la cabeza con rapidez.

—¿Por qué?

—Son gastos innecesarios, Keisi. Colegiatura, libros, materiales y uniformes para animadoras. —Hace una mueca y me mira con detenimiento. —Me resulta mejor que te quedes en casa a hacerte cargo y te dediques solo a tu trabajo.

Mi estomago da un vuelco y las ganas de vomitar se hacen presentes.

—Padre, no me hagas esto. —Niego con la cabeza. —Dejaré el equipo de animadoras, me inscribí porque tú lo habías propuesto, pero si ya no te sientes cómodo lo dejaré.

—No solo es eso, niña. Los clientes no se sienten satisfechos. Dicen que pareces una tabla, no te mueves. Dejas que ellos hagan todo el trabajo y les resulta cansado. A este paso perderemos clientela.

Niego con la cabeza y aguanto las lágrimas. Si lloro le molestará y terminará golpeándome. No quiero hacerlo enojar ahora.

—Trabajaré duro para conseguir más dinero. Pero por favor no me quites la escuela. —Trago grueso, tratando de alejar el nudo en mi garganta. —Por favor, padre. Haré mejor las cosas.

Mi padre se queda mirándome, hasta que una sonrisa se extiende en su rostro.

—Así me gusta. —Extiende su mano sobre mi mejilla, acariciándola. Haciéndome sentir asco de su tacto. —Eres una buena chica y por eso dejaré que sigas estudiando.

—Sí, sí. Complaceré mejor a los clientes. —Asiento con demasiada emoción.

Aunque no podría decir que emoción, sino miedo y asco.

Noté la ligera sonrisa de mi padre, satisfecho de mi respuesta. Así que me imaginé que quizá lo que dijo anteriormente fue una forma de presionarme.

Pero, aunque fuera así, no iba a permitir que me quitara lo único bueno en mi vida. Estudiar y largarme de aquí era lo que más deseaba.

No podía alejarme ahora, ya lo había intentado y mi padre envío a su hermano a buscarme. El tío sabe de mi condición y nunca ha hecho nada para ayudarme, cuando se supone que él es policía. ¿No debería ayudar a aquellos que lo necesitan y encarcelar a las personas que generan el mal?

La corrupción de mi tío ha provocado que mi vida fuera cayendo poco a poco, encubriendo el crimen de mi padre y estoy segura de que ha cubierto a muchos más.

—Estoy muy orgulloso de ti, Keisi. —Comentó mi padre. —Eres muy buena y obediente. No sabes lo mucho que he trabajado para que tú crezcas siendo una excelente mujer y espero sigas así. Tu madre era una inútil que no podía mantener esta casa. Pero tú eres mi creación y cambiaras nuestro futuro.

—Daré lo mejor de mí, padre. —Susurré.

—Te quiero mucho, hija. —Él me sonríe de una manera que me parece agradable. Y una calidez se extiende por mi pecho.

Sinceramente no sé como sentirme al respecto. Una parte de mi odia profundamente al hombre sentado frente a mí, sin embargo, existe una pequeña parte que lo quiere. A final de cuentas Marco es mi padre y nunca me ha abandonado.

MURDERNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ