►09

46 9 6
                                    



Keisi Brown.


Observé mi cuerpo reflejado en el espejo de las duchas. Eran bastante notables los moretones y chupones. Algunas partes la piel se veían enrojecida.

Sentí tanto asco.

Al escuchar pasos acercándose, me envolví rápidamente en la toalla. Annie apareció quejándose sobre la rutina que habíamos practicado.

—Lorena es una idiota. Yo debí ser la capitana.

—Annie, necesito privacidad. —Murmuré.

—No te creas tanto, Keisi. Tenemos lo mismo, aunque creo que yo tengo las caderas más anchas. —Se río.

—Te estoy pidiendo de favor que me permitas cambiarme. No me gusta cuando me ven.

—No creo que seas tan tímida cuando te están follando.

Inmediatamente me tensé. Y mi pecho se hundió, la miré por encima de mi hombro. ¿Ella lo sabe?

—Dime, ya lo has hecho con Jacob ¿No es así?

Solté el aire que estaba conteniendo y negué con la cabeza. Cuando estaba a punto de volver a decir algo, me di la vuelta y me alejé. Al estar en un área alejada donde no había chicas a la vista, me vestí con rapidez y salí de los vestidores.

Tenía que pasar por lo mismo cada que practicábamos. Era tedioso tener que apresurarme a cambiarme para que nadie me viera.

En los pasillos, miré a ambos lados. Esperando ver al chico al que ayudé hace unos días. Johan me dijo que iba con nosotros en la misma escuela. Pero hasta ahora no lo había notado.

O Johan se equivocó y el tal Kurt no asistía a esta escuela o el chico era muy bueno pasando desapercibido. Si la segunda era correcta debería pasarme algunos tips para aplicarla también.

—Keisi. —Johan corrió hasta mi lado, deteniéndose al menos un metro de distancia. Sonreí por inercia.

Hallo. —Lo saludé en alemán.

—Te felicitaría por haber dicho una palabra en alemán. Pero esa es demasiado fácil. —Sonrío.

Fruncí el ceño cuando noté algo diferente en él. Johan me agradaba y la razón por la que no me acercaba mucho era la misma que aplicaba para los demás chicos.

—¿Por qué no llevas perfume?

—Vaya, lo notaste. —Ladeo la cabeza, juguetón.

Me acerqué a él para olfatearlo mejor. Sí, en definitiva, no llevaba perfume. Solo podía percibir el aroma a jabón y... hierba.

—La verdad es que me sentía un poco mal que huyeras de mí cada que me acercaba de más. Así que para no molestarte he dejado de usar perfume. —Me guiñó un ojo.

—Que considerado. —Rodé los ojos.

—Lo que sea por el caramelito.

—¿Eh?

—Es que hueles a caramelo, una mezcla entre miel y algo dulce.

Sentí mis mejillas calentándose. Agaché la cabeza cuando sentí mi labio temblar. Por alguna razón creía que no tenía un aroma. Incluso algunas veces me bañaba con tanto esmero al imaginar tener el aroma de los hombres impregnado.

—Cuando soy lindo con las chicas la mayoría me agradece o se lanzan a comerme la boca. Nunca habían llorado. —Se burló.

—Mierda, cállate. —Di un manotazo al aire.

MURDERHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin