►05

76 9 3
                                    


Londres, Inglaterra – 1999

Hackney (Distrito al noreste de Londres)

Keisi Brown. – 17 años.


Termino de arreglar mi cabello, me doy la vuelta dirigiéndome a mi pequeño escritorio. Tomo el portarretrato donde yace una fotografía de mamá. Le sonrió y beso el marco.

Cuelgo mi mochila y salgo de mi habitación, papá se encuentra en la cocina bebiendo una taza de café. Paso delante de él, despidiéndome con la mano.

—Me voy a la escuela.

—No regreses muy tarde. Un hombre te ha solicitado para esta noche. —Murmura sin despegar la mirada del periódico.

Mi sonrisa se borra al escuchar eso. Agacho la cabeza y murmuro un "sí". Salgo de casa mirando el cielo nublado.

—Supongo que hoy tampoco me ayudarás. —Me burlé del supuesto Dios en quien tanto confiaba.

Caminé con rapidez, ignorando los comentarios morbosos y silbidos que recibía de los drogadictos que se juntaban en las esquinas.

Maldito barrio de mierda.

Al llegar a la escuela, algunos chicos me saludaron en la entrada. Cuando veo la mata de cabello rojizo de mi amiga Annie me acerqué con una enorme sonrisa. Pero entonces ella me miró con ojos hinchados.

Intentó abrazarme, pero di un paso atrás, evitándolo. Ella me miró de forma extraña, y es que lo había hecho sin querer. Así que al final me obligué a abrazarla.

—¿Qué ocurre? —Dije preocupada.

—Odio a mis padres. Me han quitado el celular. —Solloza.

—Vaya, ellos realmente no te aman. —Ironizo, rodando los ojos.

Cuando se separa limpia las esquinas de sus ojos evitando no mancharse con su maquillaje. Ella realmente se producía mucho para venir a la escuela. En cambio, yo solo arreglaba mi cabello. Y si era necesario aplicaba corrector a mis ojeras.

—Hola, Annie. —Jacob aparece junto a nosotras. —Keisi preciosa.

Su brazo pasa por mis hombros, el olor a perfume de hombre me da ganas de vomitar. E inmediatamente me tenso ante el contacto, respiro hondo controlándome con todas mis fuerzas el impulso de querer empujarlo y alejarlo de mí.

—Hola. —Murmuro, me alejo de él como si nada.

Jacob y Annie comienzan a hablar animadamente. Mientras finjo seguirles el paso de la conversación. Las manos me pican, así que mientras están distraídos me dirijo al baño.

Tomo suficiente jabón y abro el grifo frotando con desesperación mis manos. Quiero limpiarlas, me he ensuciado cuando toqué la mano de Jacob.

Al mirarme al espejo noto mi rostro completamente tenso. Por lo que los siguientes minutos trato de relajarme.

Y aquí estoy de nuevo. Intentando parecer una adolescente normal, una chica que tiene una vida normal, que le gusta estudiar, que es amable con todos y por alguna razón le parezco agradable a las personas, por lo que siempre me hablan y me buscan.

Pero odio pertenecer al equipo de animadoras, no me gusta usar ese uniforme tan corto, que las miradas de los chicos vayan directo a mi culo o a mis tetas.

Odio el perfume de hombre.

Odio que las personas se encuentren muy cerca de mí.

Odio que me toquen sin previo aviso, así sea un toque inocente o sin querer.

MURDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora