por la cara

1.4K 148 423
                                    

Advertencia: Capítulo cortito (4000 palabras aprox) (sí, lo sé, otra vez 😪)

Una maldita alarma me despierta demasiado temprano en la mañana, o al menos en lo que creo que es la mañana, porque cuando abro los ojos y solo recibo oscuridad, me cuesta entender si me fui a dormir hace cinco minutos o cinco horas.

Mi cuerpo se sobresalta en el colchón, asustado por el ruido espantoso de procedencia desconocida y volumen exageradamente alto. Busco las sábanas con puños débiles y las echo por encima de mi cabeza en un esfuerzo por escapar de aquella maldita melodía que no para de repetirse una y otra vez. Gruño enfurruñado haciéndome un ovillo. Quiero que pare, necesito que pare o si no no voy a poder continuar el maravilloso sueño que estaba viviendo.

De repente, el ruido cesa, y el colchón bajo mi cuerpo se sacude con ligereza.

—Perdona —es una voz callada y apresurada, pero audible a través de las frazadas. Jeno.

Solo entonces me percato de la situación, de dónde estoy. Mi corazón se acelera sin poder evitarlo, y asomo la cabeza con los ojos pegados por el sueño hacia el frío exterior. Jeno está dando vueltas por la habitación, tomando cosas entre sus manos bajo la pequeña luz tenue de su mesita de noche.

—¿Qué hora es? —intento preguntar con la boca seca y una garganta rasposa y adolorida. Toso un par de veces para aliviarlo, pero me duele incluso más—. ¿Qué haces despierto tan temprano? ¿No empiezan las clases a las 9?

—Son las 6 y media de la mañana, pero voy al gimnasio antes de clase —Jeno da vueltas hasta que me escucha toser. Entonces, vuelve a la cama y se arrodilla ante mí para tomarme la temperatura con su mano en mi frente. No lleva nada aparte de unos pantalones holgados. Intento mirarle a los ojos y nada más que los ojos—. Puede que tengas algunas décimas. Estás caliente.

—Gracias, tú también —dejo que mis pensamientos intrusivos me ganen y le echo un vistazo largo, ahora completamente despierto—. ¿No tienes frío yendo por la vida así?

Es adorable ver a Jeno sonrojarse y balbucear sin remedio.

—Yo-, uh-, duermo siempre así, ¿vale? Incluso en invierno. Nunca uso pijama.

—Pero lo has usado antes conmigo. En tu casa de verano.

Enrojece incluso más.

—¡Porque era lo apropiado! Y-y-y no éramos novios y no quería hacerte sentir incómodo, ¡y me daba vergüenza!

No puedo ignorar lo mucho que me gusta escuchar de sus labios la palabra "novio".

—Oh. ¿Entonces esto significa que ya tienes esa confianza conmigo? —pregunto poniendo ojitos.

—Sí, pero eso ahora no es importante. ¿Cómo has dormido? ¿Te encuentras peor que ayer?

Hago un minianálisis evaluativo. Me duele la garganta, tengo escalofríos y posiblemente fiebre también, porque me duelen todas las extremidades existentes, pero he dormido bastante bien. De hecho, creo que es lo mejor que he dormido en mucho, mucho tiempo. Puede que solo esté simple y llanamente agotado.

—Estoy mejor —y acto seguido me sube otra tos fea y seca que no puedo aguantar—. Solo es tos. —vuelvo a toser tapándome con las sábanas. Mi chico frunce el ceño sin separarse de mí.

—Hmm... —no parece terminar de creerme. Yo desde luego no lo haría, soy un pésimo mentiroso—. No vayas a la universidad hoy. Quédate aquí durmiendo.

—¿Ehh? —protesto de inmediato—. No me encuentro tan mal. Creo que-, no, seguro que puedo ir a clase —Jeno me detiene por los hombros cuando me incorporo en la cama, la rapidez del movimiento mareándome por completo.

My First And Last | NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora