64 - EL CHOQUE

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La bruja eléctrica se acercó con su aspecto desaseado por la travesía

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La bruja eléctrica se acercó con su aspecto desaseado por la travesía. Sus ojos buscaron ansiosos a la mujer que ama entre los arbustos, detrás de los árboles, sobre las rocas, en las alturas de Glish, sin saber que aquel propósito no tendría un resultado agradable. Aunque ante la ausencia comenzó a comprender que algo andaba mal.

—¡Oye! Te he hecho una pregunta... —dijo a pocos metros del cazador. Este la miró en silencio con expresión seria, no tuvo el valor para abrir la boca, la respuesta le dolía demasiado. Trisha comenzó a inquietarse por la falta de palabras—. ¡¿Dónde está Diadema?! —Jol cerró los ojos junto a una mueca triste y ella los abrió con una mueca asustada.

—Está muerta...

El canario sobre el hombro del joven movió la cabeza sorprendido y la chica apretó los dientes con labios temblorosos. Su puño se cerró con impotencia.

—Ya no bromees, no es gracioso... —dijo sin poder aceptar la realidad, desde el fondo de su pecho deseó que fuera un muy mal chiste, pero la mirada seria de Jol no le permitió mentirse a sí misma—. Diadema no puede haber... —las piernas se aflojaron, sintió en su corazón el poderoso golpe de la verdad. Pronto todo lo que tenía retenido dentro explotó—. ¡Es todo tu culpa! —los pelos se elevaron y algunas chispas eléctricas destellaron en sus puños.

—No, yo...

—¡Siempre fuiste el problema! ¡Desde el principio! —la mezcla de tristeza y odio se manifestó en dos pequeñas lágrimas al borde de sus ojos.

—...

—Tendría que haberte matado desde la primera vez que te vi...

—No fue mi culpa...

—¡Claro que sí! —la magia se potencia con sentimientos y los de Trisha estaban en ebullición—. ¡Siempre fuiste un estorbo!

—¡¿Por qué me odias tanto?! ¡Yo no te he hecho nada!

La respuesta de la bruja fue un golpe contra la tierra que expandió electricidad por el terreno. El canario salió volando para no recibir daño, algo que Jol no pudo hacer y desde los pies pegados a la tierra le subió por todo el cuerpo un punzante dolor que no lo dejó mover.

El pájaro revoloteó cerca de su bruja para decirle que se detenga, pero fue ignorado.

—Voy a matarte... —anunció al muchacho paralizado y con otro golpe contra el suelo volvió a electrocutar. Pronto fue cegada por el dolor haciendo imposible detener la agresión.

—Déjame explicarte...

—¡No me importa lo que quieras decir! ¡Ella ya está muerta!

—Trisha, por favor... —dijo él envuelto en la parálisis.

Para la bruja los últimos tiempos fueron un remolino de emociones que no sabía exactamente cómo gestionar. Amor, deseo, celos, tristeza, todo se lo guardó, creando el insoportable infierno interior que Lu había advertido. Un infierno al que ahora dio rienda suelta y cuando finalmente permitió que todos esos sentimientos se desbordaran sintió un irrefrenable poder recorriendo sus venas. Uno que la chica aún no conocía. El cuerpo se cubrió con rayos, los mechones reaccionaron a la estática y las pupilas se encendieron en un fuerte amarillo. La prodigio desató su herencia.

UN SECRETO EN EL BOSQUEWhere stories live. Discover now