El Sol

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Mucha gente se pregunta qué pasa después de que alguien muere, la respuesta que yo puedo dar desde mi perspectiva ahora que mi amado falleció es que pasan muchas cosas, es más, el mundo continúa, solo que esa persona ya no está ahí.

Ojalá yo fuese como los demás, ojalá hubiera estado ahí para en esa pelea, ojalá hubiese sido yo y no él, ojalá pudiera verlo otra vez para decirle lo mucho que lo amo y que lo extraño, pero de nada sirve desear esas cosas, aunque puedo decirle al menos a su tumba todo lo que pienso. Desde ese día el cementerio se volvió mi lugar recurrente aunque esto preocupa a mis amigos, Kaede cree que estoy enloqueciendo, Chifuyu y Kazutora me han dicho que no es sano que yo venga seguido, y puede que tengan razón, pero Baji, no sé cómo dejarte ir...

- ¿Tú otra vez aquí? - una voz familiar me hizo voltear

- Ah, señora Baji, que gusto encontrarla -

- Niña, hace meses que no te veo y aquí es donde te vengo a encontrar, Chifuyu me dijo que estabas perdiendo la cabeza -

- Lo siento mucho, es solo que en serio tengo mucho que contarle a Keisuke - me limpié una lágrima que rodaba por mi mejilla

- Lo sé, hija, y él también lo sabe - me sonreía con ternura, aunque sus ojos me decían que estaba preocupada

- ¿Está mal que venga tan seguido? -

- Ay niña, esa pregunta es horrible, claro que no está mal, lo que nos preocupa a todos los que te queremos es que no puedas superarlo, llevas meses viniendo una o dos veces por semana, estoy segura de que mi hijo te cuida y siempre estará contigo desde donde sea que esté, pero no creo que le agrade la idea de que no puedas seguir con tu vida por esto -

- ¿Y que se supone que haga? ¿Solo olvidarlo? -

- No, y puede que incluso yo no sepa cómo guiarte, pero una persona que conozco tal vez pueda ayudarte, pasó por algo similar, ven, te lo presentaré otra vez -

Me despedí de aquella tumba donde descansaba Kei, y rápidamente seguí a su madre, me intrigaba la elección de palabras que había elegido, y pensé que me contaría más durante el viaje pero en realidad la señora Baji no dijo absolutamente nada, no en el autobús, ni mientras caminábamos por la calle.

- ¿A donde vamos? -

- Ya no llores, ya casi llegamos - la señora se veía concentrada y yo no podía hacer más que seguirla, hasta que llegamos a un taller mecánico - ¡Oye Ryuguji, traje a alguien, necesito hablar contigo! - exclamó la señora, y quien atendía se asomó detrás de la motocicleta que arreglaba y reconocería ese peinado y ese tatuaje en cualquier parte.

- Ah, señora Baji, que gusto verla otra vez, ¿y quien es ella? -

- ¿Draken? - su nombre salió de mi boca sin pensarlo demasiado

- ¿Nos conocemos de algún lado? - me miraba intentando recordar mi rostro

- Sí, Keisuke me llevó a un par de reuniones de la ToMan, y me ayudaste cuando te enteraste que no tenía en donde quedarme en esas ocasiones, soy Reiko Watanabe -

- Ah, Reiko, claro, me colgaste el teléfono en cuanto te dije la mala noticia -

- ¡En serio lamento mucho haber dejado de hablarte de esa forma! - me incliné pidiendo disculpas

- Ya ya, dejen esas cosas ahí en el pasado, de hecho, Ryuguji, quisiera encargarte a esta niña, aceptó hace poco que Keisuke falleció y bueno, decir que lo aceptó fue una mentira, más bien lo está procesando -

- Está bien, supongo que igual debo hablar algunas cosas con Reiko - Draken no parecía tan convencido pero tampoco parecía que iba a negarle algo a la madre de mi amado

Broken promisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora