Capítulo 8

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Zayn encuentra un bar al otro lado de la ciudad. Es pequeño y lúgubre con una iluminación horrible. Tiene que entrecerrar los ojos para ver, y su cabeza ya le duele, teniendo dificultades para adaptarse a pesar de que afuera está más oscuro. No es el tipo de lugar al que normalmente iría, y es el último lugar en el mundo donde encontraría a Harry, por lo que se anima a quedarse, se abre paso entre las mesas y los clientes dispersos hasta que encuentra la barra y se sienta.

Por lo general, no es de los que bebe, pero quiere algo para calmarse esta noche, algo que distraiga su mente de la discusión que tuvo con Harry más temprano ese día para que no esté pensando en eso cuando vuelva a la cama, dando vueltas y esperando que todo termine bien entre ellos. Y no solo la discusión, sino la pintura violenta y enojada que hizo en el cuello del rizado que cubría la marca que alguien más le puso en el cuerpo. Nunca antes había visto esa última mirada en los ojos de Harry.

Harry siempre observa la pintura de su cuerpo, siempre la asimila, pero su expresión normalmente está en blanco, no revelando nada a Zayn mientras lo mira, excepto esta noche. Esta noche había algo allí, algo pálido y gris mezclado con un verde fangoso y turbio como las aguas del pantano. Se había sentido como una tormenta, algo tranquilo y peligroso mezclándose a la vez. Si Zayn pudiera pintar a Harry en ese momento, tendría destellos de negro rompiendo los grises, verdes y marrones, cortándolo en algo irreconocible a la vista. Pintaría en curvas que se enroscarian juntas como un tornado de perplejidad, mostrando la confusión en lo profundo del cuerpo de Zayn.

Zayn se aclara la garganta cuando pasa un cantinero, de piel pálida con cabello rubio despeinado y ojos tan azules como el agua de un manantial cuando cae de la roca y golpea el agua debajo justo donde la luz la golpea. Zayn no está seguro de haber visto ojos tan azules antes. El cantinero le sonríe y Zayn se inunda de amarillo, algo más brillante que la luz del sol en un buen día.

"¿Puedo traerte algo?" pregunta mientras arroja un paño blanco sobre su hombro, sus manos sujetando la barra.

Zayn ordena y observa mientras el hombre se pone a trabajar. No es como los lugares llamativos que sabe que Harry frecuenta, donde los camareros hacen girar las botellas y hacen trucos llamativos con los vasos. Harry le contó historias sobre ellos junto con los cócteles de colores brillantes que le gusta beber.

La bebida de Zayn es marrón, nada lujoso. Nada llamativo, nada para impresionar a nadie, solo algo que quema mientras se desliza por su garganta. Intenta no hacer una mueca pero a juzgar por la risa del camarero, falla.

"No eres muy bebedor, ¿verdad?"

Zayn niega con la cabeza, sus dedos rodeando el borde del vaso. "No en realidad no."

"¿Pero esta noche si?"

Zayn no responde, solo levanta el vaso y se bebe el resto de un trago. "¿Me das otro?"

El cantinero obedece y luego deja a Zayn solo, corriendo hacia el otro extremo de la barra para ayudar a otras personas. Constantemente le proporciona alcohol a Zayn hasta que está en su quinto trago, su cerebro un poco confuso y su cuerpo lento y el cantinero lo mira con ojos preocupados, pero no hace nada para aislar sus pensamientos de Harry.

Zayn se encuentra riendo amargamente por el hecho de que ni siquiera el alcohol, una sustancia que la gente usa para ahuyentar sus problemas, puede detener los pensamientos de Harry que pasan por su mente.

Quiere más alcohol, necesita más alcohol.

"Uno más", se encuentra repitiendo Zayn.

El cantinero solo lo mira por un minuto antes de suspirar. "Este es el punto en el que debo cortarte".

"Tomé un taxi aquí. Tomaré un taxi a casa", dice Zayn, con los ojos clavados en el fascinante azul de los del cantinero. "Entonces, una copa más. Por favor."

"Realmente no puedo hacer eso, me temo", responde el cantinero, encogiéndose de hombros. "Pero en cuanto a lo que sea que te esté preocupando, solo hazlo. ¿Que es lo peor que puede pasar?"

Le ofrece a Zayn una sonrisa antes de desaparecer al otro extremo de la barra.

Zayn lo mira irse molesto, pues nada le esta preocupando. Él mismo se metió en esta situación. Nunca se ha preocupado en aclarar los detalles con Harry y sabe de qué se trata su relación, por eso sabe que nada le está preocupando.

Y a la vez, todo le esta preocupando, pero eso no significa nada. Es la única forma en que puede tener a Harry, incluso si lo comparte con el resto del mundo. Pero no le pidió al cantinero que lo estudiara y menos que le diera un consejo. Vino aquí para escapar de sus problemas, pero el estúpido alcohol de este lugar no funciona como el alcohol normal.


La próxima vez pedirá una de esas bonitas bebidas de colores pastel de las que a Harry le gusta hablar, las que brillan.

Deja suficiente dinero en la barra para cubrir sus bebidas y una propina, dejando más de lo que debería para un cantinero que no sabe cómo ocuparse de sus propios asuntos, antes de levantarse de su taburete y salir tambaleándose del bar.

Se irá a casa. Dormirá hasta que desaparezca cualquier sentimiento de mierda que tenga por la mañana, y tratará de olvidarse de lo que le dijo el camarero.


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Tu amor es un juego a esperar >>ZARRY<<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora