DIRTYBOY [HyungKi] [Monsta X]

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Arquea su espalda al sentir los dientes del contrario clavarse con suavidad y cuidado de no lastimarlo en sus pezones, el calor y la excitación encontrándose plasmadas en sus blancas mejillas teñidas con un suave tono carmesí. Siendo embestido con fuerza por otro hombre, haciéndolo delirar por cómo explora su cuerpo con tal de saber con exactitud cuáles son sus puntos más débiles.

Hyungwon empuja más adentro, comenzando a besar los rojizos e hinchados labios de Lee Hoseok, quien corresponde con desespero mientras intenta liberarse de las esposas que lo inmovilizan en la cama, bajo el deseo de querer arañar la delgada espalda de su compañero de trabajo. Un hombre de grandes músculos está a punto de acabar entre los largos y delgados dedos del Hyungwon que lo masturban al ritmo de sus fuertes estocadas dentro de él, llenando la habitación con sus gemidos y jadeos por parte de ambos presentes. Deshaciéndose debajo del cuerpo de aquel que con mucha diferencia es más delgado que el que tiene sobre sí, sus ojos cerrados con firmeza, haciendo que cada sensación provocada pueda sentirla aún más en su carne.

Es increíble. El modelo Hoseok presenta una anatomía que parece tallada por los mismos dioses. Enorme, con los músculos tan bien definidos y sus venas que resaltan incluso más que su polla en estos momentos cuando hace fuerza. El favorito de la mayoría de hombres —y por qué no, también mujeres que compran estas revistas— que son clientes de DirtyBoy. La fantasía sexual de muchos que desean conseguir un momento de intimidad con el sujeto más versátil y abierto a cualquier propuesta que Hyungwon pudo conocer.

Hoseok es bastante sexy, un sin vergüenza que es capaz de desnudarse en mitad de la calle con tal de presumir su hermoso cuerpo de pies a cabeza, disfruta a lo máximo provocar. Le encanta explotar su sexualidad, vender su cuerpo para DirtyBoy y ser stripper, aunque en el contrato siempre viene la letra pequeña: no abusar de su confianza. En sus redes sociales siempre ha dejado bastante en claro que el que se desnude para una revista porno, no quiere decir que le deben faltar el respeto con guarradas que algunos le dejan. Todo tiene su límite, claro está. Por suerte, las personas que se creen con el derecho de cruzar esa fina línea dibujada, son tres o cuatro gatos perdidos.

Es claro el hecho de que Hyungwon lo entiende en ese aspecto, estando de acuerdo en su totalidad. Tal vez es por esa razón que ahora mismo se encuentran follando en el departamento del mayor de los dos, de Hoseok. Se llevan bien, pero no lo suficiente como para llamarse amigos mutuamente. Son sólo compañeros de trabajo que alguna que otra vez han restregado sus partes para la fotografía delante de los ojos de Kihyun.

Hoseok se encuentra en la misma posición que Hyungwon en este punto de su vida. Ha tenido dos novios desde su adolescencia hasta el comienzo de sus veintes. A uno le fue infiel y con el otro la relación no funcionó como se lo esperaba, mientras que lo demás no fue más que simples encuentros casuales o algún que otro amigo con derecho. El hombre delgado está disfrutando de morder, marcar y tocar todo lo que tiene permitido. No desperdicia ni un sólo centímetro de piel. Toma las suaves nalgas de su compañero que aún se encuentran algo rojas debido a los golpes que recibió en la zona antes de comenzar con la penetración, apretándolas y robándole un gruñido al que se encuentra debajo. Su culo es bastante sensible, incluso mucho más que sus pezones rosados. De no ser por las esposas que son de la empresa para la que ambos trabajan, la delgada espalda del menor tendría unas buenas marcas de uñas en ella.

Hoseok alcanza el éxtasis. El líquido espeso y blanquecino se desliza hasta chocar con su piel y en ese instante, Chae consigue acabar dentro del látex que lo envuelve. Ambos, entre respiraciones agitadas, consiguen recuperarse al menos un poco antes de siquiera moverse de sus lugares.

Con mucho cuidado, Hyungwon sale de Hoseok. Se quita el condón, haciéndolo un nudo para luego pasar al baño dentro del cuarto del anfitrión de la casa y tirarlo en el cesto de basura. Al regresar, su compañero aún se encuentra acostado en su cama, de piernas abiertas e intentando regular su respiración. Después de todo, aun sigue esposado, incapaz de hacer otra cosa.