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La bata bordó que cubre su cuerpo por completo, desde el torso hasta los tobillos, desciende lentamente por sus largos brazos hasta caer sobre el suelo. Detrás de su figura semidesnuda, hay una superficie adornada por un acolchado rojo sangre, juguetes sexuales esparcidos por aquí y por allá, con algunos almohadones que hacen juego con las mantas, junto con el fondo que no es más que una tela rosa pastel. Chae Hyungwon gira a ver a su fotógrafo que se encuentra a unos pocos metros de él terminando por acomodar todo su equipo para poder dar por comenzada la sesión.

Hyungwon suspira, sentándose y dejando caer su peso sobre sus manos que se encuentran apoyadas a ambos lados de su cuerpo, delgado y con su piel blanca descubierta. Ve la figura atractiva y masculina de Yoo Kihyun, aquel hombre un año mayor que Hyungwon. Más bajo, aunque más voluptuoso. El modelo, que espera paciente, observa fijo en esa sensación de deja vú que vive cada día gracias a que siempre hace exactamente lo mismo. No hay sesión de fotos en que Kihyun no espere a sus modelos con la cámara ya preparada para comenzar más rápido con el trabajo o no estuviera bufando o renegando por los malos ángulos. Siempre se tarda cierto tiempo en acomodar bien el aparato en aquel trípode que pide con urgencias ser cambiado debido a los daños, para al final terminar quitándola y tomar las fotos agachado o parado desde diferentes lugares para capturar excelentes imágenes. Llevan cuatro años trabajando juntos y Hyungwon no logra acostumbrarse a eso. Al contrario, lo odia cada vez más, por más que le tenga una enorme paciencia al ser más insoportable de toda la jodida Tierra.

El profesionalismo de Kihyun es excelente si le quitamos ese pequeño defecto de no prepararlo todo en unos minutos antes de llegar o de ser algo desagradable con la gente que trabaja. Es que, vamos. Son muy pocos quienes lo soportan a excepción de Hyungwon, el dueño de la agencia y algún que otro hombre más. Hasta ahora no ha hecho más que guardar la calma cada vez que el desgraciado se pasa de la raya con sus comentarios. Eso es bastante admirable. Aunque también debe admitir que hace un trabajo excepcional, sabe cómo hacer lucir con exactitud su cuerpo en las fotos.

—¿Por qué no mejor quitas la cámara y comenzamos con la sesión? —pregunta Hyungwon desde la cama, con calma. Sin mostrar su hartazgo hacia la situación que se repite. Kihyun voltea a ver al modelo, con sus ojos oscuros fijos en los del hombre alto, aún con la cámara entre sus manos ya que no logra hacer que no se cayera del roto y viejo trípode.

Está bastante acostumbrado ya a ver distintos hombres desnudos frente a él, por lo que todo el erotismo que fotografía ya le parece insignificante. Al principio era incómodo y penoso para el fotógrafo, sobre todo cuando sus modelos comienzan a agarrar sus partes, pero poco a poco eso se volvió como si fuera una revista cualquiera, como las de ropa femenina para las que solía trabajar hace unos años. Temía de tan sólo mirar más allá del torso, por más que en ocasiones debe hacerlo. En el caso de Hyungwon, ocurre todo lo contrario. Jamás sintió pena de que alguien desconocido le tome fotos desnudo, tocándose o usando juguetes sexuales. A sus veintiún años comenzó vendiendo su material en redes sociales hasta dar con la empresa que hoy en día lo representa. Desde un comienzo, sabía lo que quería.

Kihyun suspira con resignación, tirando al objeto de tres patas, una de ellas pegada con varias vueltas de cinta, hacia alguna parte del set, logrando conseguir un gran estruendo que ninguno de los dos presentes le toma importancia. Y, entonces, enciende la cámara al fin, apuntando hacia el modelo que aún sigue sentado sobre la suave superficie observándolo. Levanta la mirada, alejando la cámara de su rostro.

—¿Vas a posar o debo darte una invitación? —ahora, el que está irritado, es Kihyun. Es muy fácil ponerlo de mal humor, entre esos ejemplos puede encontrarse el apurarlo a hacer algo y luego ser tú el que tarde.

Él puede que sea un fotógrafo bastante bueno de una popular revista de porno gay llamada Dirtyboy, pero aquello que tiene como talento, también lo tiene de perfeccionista y mal carácter. A sus modelos siempre los está mandando o regañando, diciéndoles a perfecto detalle lo que tienen que hacer y cómo hacerlo. Ellos son bastante buenos, pero Kihyun siempre encuentra el más mínimo error para teñirlo todo de un horrible desastre indigno de ser mostrado y vendido al público. Hyungwon odia aquello y siente la necesidad de poner al enano en su lugar. Pero, por el bien de su imagen y contrato con la revista, prefiere contenerse.

DIRTYBOY [HyungKi] [Monsta X]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora