El talento de Miss Darcy (Libro 1 y 2) (GL)

9

—Roman es un imbécil —dijo Tiffany cuando salieron del comedor. Todavía faltaban algunos minutos para la hora de dormir, así que estaban aprovechando para pasear por la arboleda. Otros alumnos también lo hicieron, como si supieran que debían saborear cada segundo al aire libre.

"Seguro lo saben" pensó Darcy "Todos han venido aquí antes".

—¿Sabías eso de antemano? —preguntó Aaron ofendido.

—Claro —ella se encogió de hombros—. Tiene la costumbre de salir con chicas para obtener cosas, es un vividor en potencia, también le gusta esparcir chismes sobre su vida sexual, siempre deja a las mujeres mal paradas. Una vez hizo un chiste sobre prostitutas asiáticas enfrente de Irene —explicó—. Ella le dio una cachetada y él trató de devolvérsela, pero sabes que a Irene la cuida todo el equipo de fútbol —comentó, encogiéndose de hombros.

—Wao ¿Y porque me dejaste fantasear con él hasta ahora? ¡Me siento sucio! —Aaron se abrazó a sí mismo, en un gesto desesperado.

—Pensé que lo sabías —dijo la chica, sin darle mayor importancia—. Todo el mundo lo sabe.

—¿Por qué pensaste que lo sabía? Las cosas que sé, las sé porque tú me las contaste, además ¡Yo soy asiático! —gritó exasperado.

—¡Felicidades! —le respondieron algunos chicos que andaban por ahí y luego se echaron a reír. La cara de Aaron se puso roja.

—¿Tu sabías sobre eso? —preguntó Darcy, dirigiéndose a Max, aunque su mente en esos momentos estaba todavía en su abuela, en sus ojos vacíos y rostro pálido. Nunca la había visto parecerse tanto a un fantasma como en ese instante, es decir, ciertamente ella era pálida y ojerosa, pero nunca en un modo tan lúgubre.

—Si —Max tenía un jugo en la mano, le daba ligeros tragos de vez en cuando—. No sabía eso exactamente, sólo que era un imbécil —agregó.

—¿Te hizo algo? —preguntó Tiffany frunciendo el ceño, parecía dispuesta a correr tras Roman para darle con otra maceta.

—No, pero todo el mundo lo sabe, quiero decir, casi todo el mundo —a Max no le gustaban los chismes, por lo que se guardó el hecho de que Roman había tratado de coquetear con Darla para convencerla de que lo volviera un miembro destacado del club Hudson. Darla se rio de él en su cara.

Luego intentó convencer a la difunta Chae Ri para que se aprovechara de su buena relación con algunos profesores y robara los exámenes de fin de curso por él. Maxine había escuchado su conversación entre las estanterías de la biblioteca, ella estaba en el pasillo contiguo, sentada en el suelo con las piernas extendidas. Chae aceptó hacerlo, a Max le caía bien Chae, no eran amigas, pero le agradaba, así que decidió inmiscuirse.

Ella le dijo a Darren Wolf lo que estaba pasando, Darren era algo así como el novio de Chae, no estaba segura del estatus de su relación, pero él la cuidaba, por eso se lo dijo a él antes que a un profesor. No quería meterla en problemas. No supo muy bien qué sucedió después de eso, pero dedujo que había logrado disuadirla. Semanas después ella se apareció ante Maxine y le dio las gracias.

—Te vi de reojo —le dijo—. Cuando saliste de la biblioteca, pensé que habías sido tú.

El día de su memorial se acordó de aquella conversación.

—Evidentemente no todo el mundo lo sabe —espetó Aaron, que no parecía terminar de creerse lo que había pasado. Su ilusión se había roto en mil pedazos.

—Definitivamente no todos —agregó Darcy, señalándose a sí misma.

—Intentaré ser más comunicativa la próxima vez —Tiffany les sonrió, parecía un poco apenada, pero no demasiado.

—De todas formas ¿Vieron la manera en que esa maceta cayó sobre su espalda? Creo que fue un fantasma —teorizó Aaron, pareciendo extremadamente alarmado. Darcy se tensó al escuchar aquello, por supuesto que era un fantasma y ella sabía exactamente cuál.

—¿Un fantasma? —Maxine se le quedó mirando con la expresión en blanco. Aaron pareció avergonzarse por el escrutinio.

—Él piensa que el campamento está embrujado —aclaró Tiffany, un poco aburrida por la situación.

—Chicos —intervino Darcy—. Es hora de irnos —dijo señalando al resto de sus compañeros que ya comenzaban a dirigirse a sus cabañas.

Suspiró con desgano, imitando al resto. La incómoda conversación sobre fantasmas fue interrumpida.

Maxine fue a su habitación esa noche esperando tener un sueño reparador, sin embargo, lo único que obtuvo fueron pesadillas que la mantuvieron en vela hasta el amanecer. No supo a qué se debía aquello, quizás se pasó con la cena, como sea, había despertado con un dolor de cabeza terrible.

Su compañera de cuarto ya se había marchado cuando Max salió de su habitación. Afuera estaba saliendo el sol y el clima era bastante agradable, había una algarabía extraña en los alrededores.

De repente escuchó risas, eran muchas y demasiado agudas para pertenecer a adultos. Max se giró hacia el inicio de la arboleda, la que los llevaría al lago, preguntándose si habría actividades en el exterior.

Se quedó mirando por un instante los árboles, sintiendo como el viento llevaba el sonido hasta ella, haciéndole sentir que se encontraba fuera de la realidad, cuando alguien pasó a su lado y le dio un empujón, sacándola de su ensoñación.

—¡Perdona! ¡No me di cuenta! —el muchacho que había chocado con ella se disculpó y continuó caminando al lado de sus amigos. Los chicos del grupo bromeaban entre ellos, dirigiéndose al comedor mientras hablaban de algo que a ella no podría haberle importado menos.

Max le echó un vistazo a los árboles una vez más antes de continuar con su camino. Apenas había dado unos pasos cuando recordó la primera noche, cuando Darcy le dio el libro de la biblioteca. Ella se había quedado mirando justo al mismo lugar, con una expresión extraña en el rostro.

"Me pareció ver un animal"

Una creciente inquietud la invadió. No estaba segura de a qué se debía, ni tampoco quería averiguarlo. 

Ayer no tuve tiempo de subir el capítulo, pero hoy volvemos a la programación habitual. Desfruten de la lectura. <3