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Desde que llegaron saltaba a la vista que el campamento se tomaba las cosas muy en serio

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Desde que llegaron saltaba a la vista que el campamento se tomaba las cosas muy en serio. así que cuando los sentaron sobre mantas cerca del lago y el profesor salió a dar su discurso de bienvenida, no les pareció raro que aquella solemnidad les recordara tanto al colegio. Darcy ladeo el rostro al ver al famoso profesor Hernández, un hombre bajito, entrado en carnes y un poco calvo, pero que hablaba tan fuerte que incluso al aire libre, su voz se proyectaba con facilidad. Se le notaba muy desenvuelto con las palabras, bastante estricto también, pero eso no le importaba demasiado, porque sólo los de la primera clase estarían en contacto con él.

Ella dejó de prestarle atención enseguida, concentrándose en observar los alrededores, tratando de encontrar el rostro de Maxine. Dada la cantidad de alumnos no fue difícil hacerlo. La chica estaba sentada al otro extremo de las filas de mantas, junto a un par de campistas que se notaba que no eran sus amigas. Miraba al frente, sentada en posición de lotto, con la espalda muy recta y observando al pequeño escenario con mucha atención. Entre ella y el resto había una marcada distancia y ninguna de las dos partes parecía interesada en dar el primer paso.

—¿Alguna chica linda que te guste? —preguntó Tiffany, inclinándose para hablarle de la forma más discreta posible, mientras trataba de descubrir a quien estaba mirando.

—Todas son muy bonitas, pero no creo que ninguna sea mi tipo —murmuró, encogiéndose de hombros. Luego soltó un suspiro—. En realidad, estaba pensando que este es un lugar muy acogedor —explicó, admirando la manera en que el viento soplaba suavemente entre las hojas de los árboles. Era un día soleado, cálido, pero no caluroso. Se podía estar tranquilo en aquellas mantas, disfrutando de la tranquilidad del mediodía, entendía un poco porqué la gente estudiaría mejor en un sitio cómo ese, sorprendentemente apenas y había mosquitos.

Sin embargo, desde que había llegado comenzó a sentir un extraño hormigueo en la piel, una especie de mal presagio que no llegaba a volverse tangible para sus sentidos. Por lo regular Darcy sabía cuándo un sitio era peligroso, pero el campamento era tan pacífico que rápidamente comenzó a inquietarla.

—¿Tú crees? —Tiffany observó a los alrededores, pero no parecía percibir lo mismo que Darcy—. Supongo, es lo mismo que en la escuela —dijo, encogiéndose de hombros para después fingir que le prestaba atención al profesor, quien en ese momento se despedía para dejar paso a Andrea, ella les hablaría sobre los itinerarios y las reglas del campamento.

Darcy sonrió, Tiffany tenía un poco de razón, pero no del todo. Era cierto que la escuela también estaba llena de naturaleza, árboles y un lago enorme y precioso. La arquitectura era una delicia, el ambiente siempre incitaba a la calma, pero ella sabía que por debajo de aquella aparente tranquilidad se escondían los monstruos.

Todos los días tenía que pasar por muchísimas penurias para escapar de los fantasmas de la escuela, su abuela solía defenderla la mayoría de las veces, pero en ocasiones sólo quería darse vuelta y salir corriendo. Las últimas semanas las cosas se pusieron peores, los fantasmas habían enfriado la escuela por completo y se estaban volviendo locos, por suerte su abuela parecía haberse fortalecido con el tiempo, ella parecía más nítida, más lúcida.

El talento de Miss Darcy (Libro 1 y 2) (GL)Where stories live. Discover now