—Lo de cosita inteligente te duró más poco de lo que yo creía, eh —bromeó—. Muy bien, Jade. Siempre hay que superarse.

Crucé mis brazos.

—Lo decía, en serio —gruñí frunciendo el ceño.

—Sí lo noté, por eso llevo riéndome más de un minuto.

A pesar de su comentario, opté por poner mis ojos en blanco y expresar mis pensamientos sin mandarlo tanto a la mierda. Considero que fue una buena elección, o eso creo.

—El día que Melany desapareció le envié un mensaje y nunca le llegó —argumenté de repente.

—¿Y qué tiene que ver eso con qué eres idiota?

Le pegué un cojinazo en la cabeza, otra vez y él me hizo fuckyou con el dedo mientras me maldecía. Una vez que me  reincorporé en la posición en la que estaba antes, solté un mohín y volví a abrir la boca mientras él me miraba esperando a que lo hiciera:

—Como te decía, nunca le llegó.

—Porque nunca hubo señal —soltó, Liam aún observándome mal.

—Sí que había, no sé si lo recuerdas pero se cortó luego de que se supo que Melany estaba viva por el proyector. Más extraño todavía.

—Ajá... ¿y qué con eso?

—Todos sabemos como es ella, tiene un nivel social y económico alto, su personalidad basada en llevar cosas a la última moda, siempre todo muy top y bla bla blá —comenté, muy expresiva—. Y todo esto desemboca a mi teoría número dos.

—Por primera vez estoy interesado en la estupidez que vas a decir —alardeó. Luego se acomodó en la cama, apoyó su barbilla en la palma de su mano, y con una pose muy pensativa me dijo—: ¿Vas a hablar o piensas ojearme mucho más?

Mordí mi lengua porque bueno, ya sabía como era Liam. Negarle que tenía un buen porte y que era mhm... atractivo, era como decirle a Messi que no sabe dar un pase con el balón, ¿comprenden? Él ya sabía que estaba jodidamente bueno, y eso se notaba en sus acciones.

—Melany nunca puede vivir sin sus datos activados, es decir que el mensaje, si ella estaría bien, le tendría que haber llegado si o sí en ese momento y eso nunca pasó —tragué grueso al ver la cara de confusión del pelinegro—. Y no, con eso no me refiero a que lo tendría que haber leído, solo que... bueno, mínimo me tendrían que aparecerme dos tildes. ¿Entiendes?

Él asintió con la cabeza.

—¿Crees qué algo pasó con ella?

—No, no lo creo. Estoy segura.

—¿Realmente lo estás?

—Sí.

—Bien.

Él, de la nada misma, se levantó de la cama sobresaltado y tomó su mochila marrón para comenzar a quitar cosas de ella. Primero sacó un encendedor, luego un libro verde musgo y por último una fotografía.

—¿Qué estás hacien...?

Él arrojó las cosas a la cama y se sentó nuevamente en ella.

—¿Recuerdas la leyenda del bosque?

—Algo así.

—¿Cómo "algo así", Jade? ¿Recuerdas la puta leyenda o no?

—¡No, no la recuerdo! —volteó sus ojos luego de una mueca de desaprobación—. ¡Y deja de hacer eso que me pones nerviosa!

Él apretó su mandíbula, hizo sonar sus dedos y me miró, serio.

—¿Sabes lo qué es esto? —Me enseñó una fotografía de una figura de piedra bien tallada—. ¿Sabes lo qué es?

Efecto Mariposa ©Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz