[SEMI-AU] [THE OWL HOUSE] [LUMITY] [WINTER] ▪️MAISON▪️

▪️PRÓLOGO▪️

—Hola mamá… Estoy de vuelta. 

La de lentes estaba en shock, no podía creer lo que veía, luego de tantos meses, casi un año exactamente, tenía enfrente a su hija, quien le sonreía con lágrimas en los ojos. 

—Mamá, creo que deberías dejarlos entrar. 

Al escuchar lo que su hija adoptiva decía salió de su ensoñación, haciéndose rápidamente a un lado, dejando así que la menor entrara, seguida de otros jóvenes desconocidos, todos con heridas físicas, incluida la morena. 

No entendía nada. 

—Mija…— habló después de un rato, y sin perder más tiempo la abrazó. —Eres tú…— susurró. —¡Estás aquí! ¡No eres un reflejo!— exclamó. —¿Cómo has estado? ¿Te alimentaste bien? ¿Sin resfriados o maldiciones que deba saber?— cuestionó examinando preocupada a la menor. —Hija, ¡tu ojo! ¿Quién te hizo esto? ¿Qué pasó? 

Por su parte la joven correspondió aquel abrazo, no evitando sollozar en el pecho de su madre. Realmente necesitaba desahogarse. 

—No sabes cuanto te extrañe, mami.— murmuró evitando responder sus preguntas. 

Seguía abrumada. 

La mayor sonrió mientras acariciaba su corta cabellera. 

—También te extrañe cariño, no sabes lo feliz que estoy de verte, sabía que lo lograrías.

Desde aquella vez que pudo ver a su hija gracias al reflejo de la lluvia, tuvo tiempo para pensar, procesar y meditar respecto a todo lo ocurrido. Su hija había decidido quedarse en un mundo desconocido, y lo primero que hizo fue reclamarle en lugar de preguntarle el porqué, pero gracias a cierta basilisco pudo comprender que quizá ella influyó al respecto, siempre dijo admirar la imaginación de su hija, pero la quiso alejar de ella al enviarla a un campamento con el fin de cambiar su verdadera esencia, indirectamente le dio a entender que no apoyaba sus gustos, su forma de ser. 

Al final se dio cuenta de que ella la orillo a tomar esa decisión. Pero ahora estaba dispuesta a comenzar de cero. 

Decidida, Camila iba a disculparse con la menor, sin embargo, al sentir miradas curiosas sobre ella, prestó atención a los jóvenes que habían llegado con su hija. 

—Luz… ¿Quiénes son ellos?

La de ojos cafés se separó de su madre, y tras secarse las lágrimas se acercó al grupo. 

—Ellos son Willow, Hunter, Augustus y Amity, mis mejores amigos.— presentó, dedicándole una mirada disimulada a la de cabellera morada, quien negó, haciéndole entender que no era el momento de presentarla como su novia, al menos hasta haberle contado todo lo ocurrido. —Tuvimos ciertos inconvenientes del otro lado, así que todos terminamos aquí.— explicó. —Mamá, se que es repentino, pero ellos no tienen a donde ir, por eso me preguntaba si podríamos darles asilo, claro, hasta encontrar algún un modo de volver. 

Un suspiro brotó de los labios de la veterinaria, quien seguía igual o más confundida. 

—No me vas a decir que pasó, ¿cierto?— al ver como su hija bajaba la mirada sonrió. —Tranquila, no voy a obligarte, debió ser difícil para ustedes, así que sin presiones.— habló, viendo como el semblante de los recién llegados se relajaba. —Vee y yo estábamos preparando la cena antes de que llegaran, deben estar hambrientos.— los menores asintieron apenados. —Bien, antes de cenar deben cambiarse, Luz podría prestarle algo a las chicas, pero para los chicos… 

—No se preocupe señora Noceda, podemos quedarnos con esta ropa, no hay problema.— murmuró con una sonrisa cierto moreno. 

Camila negó.