VI: Hidden Island.

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Después de durar un buen rato en el cielo volando el capitán comentó que comenzarían a descender pues ya estaban llegando hacía su destino, Minho seguía admirando las nubes y el color del cielo. Sus ojos brillaban como estrellas, su sonrisa era más grande que el gato de Cheshire y en una ocasión intentó probar una nube sintiendo solo un humo muy frío haciendo que tosiera. El azabache no podía quitar su mirada de ese rostro tan animado, jamás había visto a alguien tan emocionado como Minho. Aunque no pensaba admitirlo se sintió afortunado de poder presenciar esa linda imagen.

Comenzaron a bajar mucho antes de la isla pero debían de maniobrar todo si no querían estrellarse contra el suelo, llegaron a su destino anclando el barco y como siempre Chris empezó a dar ordenes.

—Para esta misión solo necesitaré dos acompañantes, los demás deberán esperar en el barco. Saben lo peligroso que es este lugar, necesitaré que vaya Jeongin conmigo por sí nos topamos a alguna bruja o sirena. Minho, tú también vienes.

Todos protestaron por la decisión del mayor, muchos estaban sedientos de aventura y otros se preocuparon porque su capitán llevaría a los más débiles según ellos. El niño con facciones de zorro solo sonrío asintiendo mientras el castaño se asombró por ser escogido para algo así, pues el mayor parecía que necesitaría la ayuda de gente más experimentada. ¿Y si los atacaban, que harían? Escuchando al capitán gritarle para que los siguiera salió apresurado recibiendo un "mucha suerte" por parte de Felix.

El camino estaba lleno de hojas, insectos y ruidos extraños. Los frondosos arboles dejaban pasar un poco de luz pero no la suficiente, con una lámpara de queroseno Bang iluminaba el paso. Estos solo lo seguían atentos a los sonidos de alrededor, los ruidos de los animales lograban asustarlos un poco. Siguieron caminando hasta que este vió su objetivo y pidió que esperaran ahí, sin más opciones obedecieron a la orden dada. Seguido de eso se escuchó unas pisadas, confundidos se miraron entre sí pues el mayor apenas se había alejado pero definitivamente esa persona no era el capitán.

Una mujer con vestido negro, anillos en sus manos y ojos color sangre se acercaba con una sonrisa maliciosa. Jeongin solo miraba a la mujer con aburrimiento mientras Minho seguía procesando el echo de que esa mujer tan aterradora tuviera los ojos rojos.

—Vaya, vaya. Miren que tenemos aquí, piratas. ¿Qué hacen estos sucios hombres en una isla vacía, mmh?—con su mano derecha tomó a I.N de la barbilla mirándolo directamente a los ojos tratando de intimidarlo pero un pequeño destello desvió su atención y se dirigió hacía su compañero topándose con algo que le llamó bastante la atención. 

—¿D-dónde conseguiste eso?— como si Minho fuera fuego retrocedió asustada señalando el objeto brillante.

Su dedo huesudo apunta hacía el colgante azul que tenía Minho en su cuello, este solo lo observó confundido. ¿Acaso esa mujer conocía su collar? Emocionado por saber más se acercó un par de pasos, mientras esta retrocedía.

—¿Sabe algo de este collar? Es de mi abuela— preguntó mientras lo sostenía con fuerza. Al escuchar de quien era nieto, la mujer temió por su vida disculpándose rápidamente.

—¿T-tú abuela? L-lo siento muchacho, no sabía.

Y se esfumó en una nube de color grisáceo dejando a ambos confundidos por la reacción de la anciana, el mayor miraba el colgante decepcionado, pensó que al fin tendría respuestas en ese lugar pero no. ¿Por qué se veía tan asustada? Lo miró con tanto temor después de decir que le pertenecía a su abuela como si supiera algo más, desgraciadamente se escapó antes de que pudiera preguntarle sobre ella. A los minutos volvió el mayor y su bolsa de cuero llena, con una pequeña sonrisa de satisfacción los llevó de vuelta al barco. 

Jeongin no comentó nada al respecto y por ende él tampoco, no quería dar explicaciones sobre algo que le seguía dándole vueltas la cabeza, parece que su collar no es solo una reliquia familiar. ¿Entonces es verdad que es una clase de amuleto que concedía deseos? Tendría que averiguarlo pero no sabía como pues nadie del barco parecía notar algo raro en él, nadie le había preguntado por su colgante. Ni siquiera Felix que era algo así como su único amigo en ese extraño lugar. Al llegar comenzaron a planear sobre que cenarían esa noche, tenían comida suficiente pero necesitaban comprar provisiones o más bien robar. Comenzó la discusión por saber quien cocinaría esa noche hasta que Han sugirió algo.

—Hey Minho, ¿sabes cocinar?— preguntó con los ojos brillantes, llenos de esperanza. 

—Uhm sí— contestó desconfiado, la cara de Jisung daba miedo.

—Perfecto, serás nuestro cocinero a partir de ahora— con un empujón lo arrastró hasta la cocina dejándolo a cargo de preparar la comida para más de veinte personas, suspiró y se puso manos a la obra. En una hora logró acabar todo esperando que les agradara, pidiéndole ayuda al dúo dinamita como le gustaba llamarlos en su cabeza llevaron todo hacía el largo comedor, tuvo que improvisar pues la mayoría de los ingredientes no los conocía pero la comida olía increíble así que sería una buena cena. Después de servirse todos exclamaron y bebieron de sus copas, el primero en probar bocado fue Changbin quien se quedó helado como si hubiera visto un fantasma.

—¿Changbin, estas bien?— preguntó Hyunjin, temiendo que Minho le hubiera puesto veneno a la comida.

Este seguía sin responder, alarmados se levantaron para después escuchar un grito de alegría y asombro.

—¡WOW! Esto está delicioso, jamás había probado algo así— y comenzó a comer como si llevara días sin probar bocado.

Más confiados empezaron a comer con rapidez recibiendo una mueca de disgusto por parte de los mellizos, sobre todo de Yeji quien comía con más calma y elegancia. Minho sintió sus mejillas sonrojarse por todos los halagos y comentarios sobre su comida, incluso Seungmin que casi nunca le dirigía la palabra le felicitó por su increíble platillo. El azabache miraba el rostro avergonzado del menor encontrándolo bello, a él también le había gustado mucho la cena pero no se atrevía a dirigirle la palabra sin saber que lo único que estuvo esperando durante toda la noche era un cumplido por parte del capitán.

La joya del mar MINCHANWhere stories live. Discover now