III: Rescue.

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Sintió como si aplastaran su pecho repetidamente y el agua salió expulsada de sus pulmones. La reacción natural que tuvo fue toser como método de depuración por la gran cantidad de líquido ingerido, sintiendo el ardor en su garganta por todo el esfuerzo requerido. La falta de oxígeno causó que se desmayara al parecer, cuando logró vaciar todo se recostó agotado, sintiendo el aire entrar y llenarlo nuevamente, los rayos de sol acariciaban su rostro. Escuchaba voces a su al rededor, comenzó a abrir los ojos tratando de acostumbrarse a la brillante luz. 

—Aye mate, are you alright?*

Una voz grave le preguntó mientras lo ayudaba a levantarse, este seguía algo confundido pero aceptó la ayuda del desconocido y sujetó la pequeña mano para impulsarse hasta estar de pie. La ropa del sujeto frente a él lucía demasiado extraña y eso le hizo darse cuenta de algo. Estaba en un barco con muchos pares de ojos mirándolo con curiosidad recibiendo la misma expresión, todos llevaban trajes extravagantes como para ser un grupo de rescatistas.

—¿Recuerdas lo que te paso?—preguntaba cauteloso el rubio, mirando si había alguna herida notoria en su cuerpo encontrando todo en orden.

Esa pregunta lo llevó a pensar en el suceso de regreso a su hogar, algo atacó su nave y cayó al mar, pero como no sabía nadar se ahogó en el océano así que eso solo podría significar una cosa.

—¿Estoy muerto?— miró a todos con los ojos abiertos de par en par, asustado por lo que estaba sucediendo.

—¿Oíste eso Changbin? Parece que este sujeto se golpeó demasiado fuerte la cabeza. Deberíamos de pedirle a Wooyoung que lo revise—soltó con gracia el pecoso, un sujeto bajito de cabello negro con el cuello tatuado asintió.

El castaño estaba confundido, el recuerda claramente como se ahogó en el mar y era casi imposible que alguien lo hubiera encontrado si terminó en el fondo del océano.

—¿Se puede saber que está pasando aquí?—exclamó una voz enojada a sus espaldas.

Automáticamente como si fueran robots se enderezaron formándose adecuadamente para recibir a la persona que había llegado, el mismo rubio le pidió que hiciera formación y le dió la vuelta topándose con un hombre que le arrebató el aliento.

Cabello azabache rizado, una capa demasiado elegante de cuero negra y hermosos ojos verdes delineados con sombra negra, además de una peculiar cicatriz cruzando desde su frente hasta donde termina el ojo izquierdo dándole un aspecto rudo. Su piel pálida contrastaba con la oscura vestimenta, un rostro que demostraba seriedad y lo escrudiñaba con la mirada de una manera tan profunda que se sentía desnudo. Le llevaba algunos centímetros de altura, pero nada que un par de plataformas no arreglara. 

—¿Quién eres?— como el hombre sin filtro que es Minho, soltó la pregunta ignorante de la situación y sobretodo de a quien se estaba dirigiendo en esos momentos o lo que podía provocar con su imprudencia.

El contrario solo lo miró con una interrogante en su rostro, primero había perdido una apuesta con el imbécil de Hongjoong y ahora un intruso estaba en su nave. Por la ropa del sujeto intuyó que era un vagabundo que se había colado cuando hicieron su parada para descansar, no importaba cual era la razón, no permitiría que un extraño se quisiera pasar de listo en el Black Swan. Con una mirada apuntó al desconocido y sus hombres lo sujetaron desde la espalda evitando que huyera.

—Más bien yo debería de preguntar eso, dime, ¿quién te envío?— apuntó al cuello con su fiel espada que nunca soltaba.

—¡Espere! No es su culpa, lo encontramos en la orilla y Felix se encargó de ayudarlo, parece que no recuerda nada— se interpuso un chico pelirrojo que le recordó a un zorro. Se veía demasiado pequeño pero su camisa rota sin mangas dejaba ver unos brazos musculosos, llenos de heridas y tatuajes. Ni siquiera sabía quien demonios era Felix pero cuando vió al rubio que le ayudó recién despertó asentir repetidamente con la cabeza supuso que ese era su nombre, el hombre volteó a verlo y su mirada se suavizó. Con un chasquido de lengua retiró el objeto filoso de su cuello, si no estaba muerto pero tampoco estaba en Haeundae entonces ¿dónde demonios estoy? Se preguntó.

—De acuerdo, suéltenlo. Ahora tú, más te vale que hables antes de que te haga caminar por la plancha— soltó el capitán sin paciencia, estaba de mal humor por todas las desgracias que le han ocurrido ese día.

—Yo... no sé como llegué aquí, caí al mar y pensé que había muerto. ¿Qué lugar es este?

El pelinegro lo miraba aun con desconfianza pero decidió responder antes de que perdiera la cabeza.

—Estas en el Reino de Herslock. ¿Vienes de otro lugar?

Y Minho sintió como si fuera a desmayarse en cualquier momento. Todo parecía tan irreal, jamás había oído ese nombre, en Corea ya ni siquiera existían los reinos. Quería huir de ahí pero no podía sin terminar de nuevo en el mar y no le apetecía sentir como se le metía agua hasta por las orejas, otra vez. 

—Yo... soy de la Isla Tortuga—soltó lo primero que se le vino a la mente, tratando de ser convincente.

El azabache lo miró durante unos segundos. Nervioso trago saliva sintiendo como todos lo iban a descubrir, lanzándolo de vuelta al mar como alimento para los peces, espero unos segundo pero nadie comentó nada sobre la respuesta, agradecía que Seonghwa le haya obligado a ver Piratas del Caribe. El mayor asintió satisfecho.

—Nunca lo había escuchado, debe de ser demasiado lejano. Como sea, ya que Felix se encargó de rescatarte te ayudaremos a volver a tu isla. Bienvenido al Black Swan señor...

—Lee Minho—soltó aliviado por poder seguir vivo, aunque no podía relajarse todavía sin saber donde estaba.

—Bien, Minho. Tal vez ya haz oído hablar de mí pero por si acaso me presento. Capitán Christopher Bang a tus ordenes.

*Oye amigo, ¿estás bien?


La joya del mar MINCHANOù les histoires vivent. Découvrez maintenant