Takemichi no tenía suerte en el amor, a pesar de su corta edad él podía decir que ni siquiera era popular, y al ver a varios compañeros con pareja comportarse tan melosamente él quiso también sentirse amado.
Ante este enorme deseo y anhelo el cual...
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La escuela había organizado un evento deportivo entre varios salones, haciendo una competencia para animar, motivar y promover el deporte a su estudiantes, a palabras del director. Era un evento que se hacía desde varias generación en la escuela, siendo esta la que más le da importancia al deporte, gracias a los incontables alumnos que destacaron en estos, dándole una positiva fama a la escuela.
Para este evento se realizarían diversas actividades, de las cuales se realizarían en diversas áreas de la escuela y con un horario establecido, en la parte trasera norte se dio por dar un inició con una carrera de tres piernas, donde harían equipo dos alumnos amarrando un pie de cada uno juntos, donde se harán tres carreras de los que sería clasificados a los alumnos por su grado para evitar que fuera justa y todos puedan participar independiente del salón al que pertenezcan, por lo que podía tocarte con alguien que no perteneciera a tu salón, así también motivando la convivencia entre todos. Una idea que no muchos les gusto por no poder correr con sus amigos y conocidos.
Y aquí se encontraba nuestro protagonista, esperando que lo formen con algún integrante mediante una urna, como se había decidido. Estaba nervioso por quien podría salir, todos los nombres de sus compañeros de clase estaban en aquella urna, donde un maestro se encargaba de sacar dos papeles de los que formarían equipo. Ya varios habían conseguido pareja, podía ver como muchos ya empezaban a socializar de manera amena o que la suerte había estado con ellos tocándole a alguien que ya conocían, vaya que eran afortunados.
Pero a Takemichi que no lo habían mencionado su nombre a través del micrófono solo esperaba que no fuera alguien desagradable.
— Hanagaki Takemichi...y Shiba Hakkai —, su nombre por fin salió junto a otro que definitiva no conocía, no espera, claro que lo hacía, había escuchado de él en el primer día de clases por unos compañeros que conversaban cerca de su escritorio, siendo que Shiba era algo infame por que según había estado en el reformatorio, era el tipo de persona que menos quería que le tocará. Caminó hacia adelante tratando de visualizar a Shiba, un cabello largo azulado captó su vista entre la multitud, un par de ojos se fijaron en él y no pudo evitar el temblor que recorrió su cuerpo esperando no morir ese día, Shiba, que era tal como dijeron que era, se acercó a él con una cara en blanco, que lo hizo tener más miedo al no tener ni idea de lo que pensaba.
— ¿Takemichi, supongo? —, el rubio asintió como loco con el miedo invadiendo cada vez más su cuerpo. — Bien, ahora somos equipo, ¿no?—, Shiba le dio una sonrisa mientras pasaba su mano por su cuello, atrayéndolo más a él, logrando sentir el olor de perfume emanar del más alto.
— ¡¡Si!!, ¡Mucho gusto! —, grito tan alto que llamó la atención de muchos que lo vieron como si fuera su funeral.
— Perfecto —, ronroneo cerca de él, no pudo evitar el rubio sentir un cosquilleo.
«No debería pensar lo sexy que fue eso, ¿verdad?», Takemichi sudaba nervioso pensando que no era tan malo Shiba, o tal vez pasar tanto tiempo con Baji lo hizo inmune sentir miedo por chicos obviamente peligrosos. «Estar rodeado de chicos guapos me esta arrebatando mi heterosexualidad», jugando con sus dedos miraba como Shiba, amarraba sus pies de ambos fuerte para evitar que en plena carrera se cayera.
