Adam tomó una de mis maletas para llevarla al auto, no sin antes hacer una de sus famosas bromas pesadas.

–¡Sophie! ¿Qué traes en la maleta que pesa tanto? ¿La ración de una semana?

Mi madre y él rieron.

Así había sido mi relación con Adam desde que éramos pequeños, él no dejaba de burlarse de mí y como era el hermano mayor lo dejaban salirse con la suya.

Me despedí de mi madre lo más rápido que pude, admire su belleza una vez más, preguntándome porque yo no había podido heredar esos ojos azules, el cabello rubio y ondulado, el rostro delgado y agraciado, mientras me preguntaba por qué no había podido heredar toda aquella belleza, mis hermanos se lo había llevado todo al auto.

Por otro lado mientras me despedía de papá el parecido se volvía más inminente, los ojos café obscuro, el cabello negro y crespo, las mejillas rellenitas y la piel blanca. Le di un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Le di un abrazo rápido a Adam y subí al auto con Richard.

–Aún estás a tiempo de cambiar de opinión y vivir conmigo.

–¿Contigo y tus compañeros de cuarto? No gracias.

Richard negó con la cabeza riendo un poco, encendió el estéreo y lo único que escuchamos durante dos horas de camino fue la música favorita de Richard, "The Killers".

Mucho había pasado desde aquél viaje en auto con Richard, me había mudado dos veces debido a que la renta había aumentado demasiado.

Estaba en mi último año, a punto de terminar, había subido dos kilos por trabajar en una cafetería, mi hermano había terminado sus residencias y prácticamente ya era un doctor. Pero lo más importante de todo era que este año me habían seleccionado para ser la pianista principal de la orquesta de la universidad de artes y música "Ellis", la única mujer en la historia de la escuela en lograrlo. No todo marchaba de acuerdo al plan pero al menos en la música todo estaba perfecto.

No hubo tantos cambios como yo esperaba, en realidad las burlas seguían siendo constantes e incluso se volvían un poco más crueles, sentía como si al haber entrado a la universidad alguien hubiese robado lo poco que me quedaba de voz, pero como siempre me quedaba la música.

Ser parte de aquella orquesta significaba un trabajo seguro al graduarte, así como en Ellis o en alguna otra reconocida orquesta, o con un buen trabajo de solista.

El estar en aquella orquesta había sido lo único en lo que había pensado durante todo el verano, aunque había escuchado un poco sobre el nuevo director y decían que era un hombre problemático, la verdad me había evitado de buscarlo por internet, no quería asustarme antes de tiempo sobre todo dada mi situación tan frágil en la orquesta, sería la única mujer entre tantos hombres, no necesitaba estar asustada y tener miedo antes de tiempo.

Los ensayos durarían cuatro horas, de cinco de la tarde a nueve de la noche por lo que tendría que dejar de trabajar en la cafetería y por suerte Richard me ayudaría con los gastos, todo para que mi única concentración fuera la música. Mi hermano a decir verdad era el único que me hacía creer que creía en mí, bueno él y Lucy su novia.

Me sentía nerviosa no voy a negarlo, había estado practicando todo el tiempo en el verano para que cuando mi hora llegara todo sonara perfecto y todos aquellos hombres tan prepotentes que cuando se enteraron de que yo entraría en la orquesta protestaron ante los directivos, cerraran la boca y comenzaran a respetarme.

Practiqué prácticamente toda la mañana el día del ensayo, para calentar un poco. Mi auto se había descompuesto y Richard me había prohibido volver a usarlo, lo comprendía porque mi pequeña carcacha parecía caerse a pedazos cada que la encendía.

Love Song.Where stories live. Discover now