48 - NACE UN PUEBLO LIBRE

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—Ven aquí... —la bruja oscura hizo un lugar en el banco silvestre para la joven, cuando esta se sentó fue cubierta bajo el abrazo de Lu, junto a un par de besos en la cabeza— ¿Cómo te sientes? Aún no hemos podido charlar de tú sabes quién...

—¿Ahora entiendes por qué no es tan simple confesar mis sentimientos? —el semblante inexpresivo parecía inamovible, el mismo que mantuvo desde que se encontraron.

—Claro que sí, preciosa... —la palma se movía sobre los mechones amarillos en un coreografía delicada de arriba a abajo.

—Se siente horrible... no hay un solo segundo que no perciba cómo se me hunde el pecho... se siente muy frío...

—Tienes que soltarlo antes de que sea tarde...

—Sí, lo sé... —las piernas se enderezaron para abandonar el asiento y alistarse para partir— Gracias, Lu —hubo una mueca que intentó parecer una sonrisa, pero se quedó a medio camino. Luego le dio la espalda a las otras dos y se fue. Allí se cruzó con Ossy que se estaba acercando.

—Jefe, tengo algo que hablar con usted —anunció el hombre.

—Ya te dije que no hace falta que me llames así —objetó Demetra.

—Para mí es un gran honor llamarle de esa forma.

—Agh, como quieras... ¿Qué deseas hablar?

—Estuve averiguando. Entre los prisioneros que liberó hay esclavos, granjeros, un herrero y varios soldados. Lo cual me hizo pensar que necesitamos armas, de esa manera podremos protegerle de manera eficiente.

—¿Armas?

—Así es, espadas, hachas, todo eso. Además podríamos pensar en un escudo para el pueblo Wicca.

—¡Eh! ¡Eso me gusta! —se emocionó la bruja del sombrero— Está bien, déjame pensar dónde podríamos conseguir todo eso y nos pondremos a trabajar.

—Si vas a convivir con brujas deberías usar una varita mágica... —bromeó Lu y las carcajadas de Demetra contestaron el chiste.

—¿Mi raza puede usar eso? —preguntó el pelirrojo que no había entendido la broma. Ambas se silenciaron súbitamente ante el interrogante, luego cruzaron miradas y volvieron a estallar en risas— Lo siento, no comprendo la gracia.

—¡Claro que no puedes usar eso! ¡Ni tú, ni ninguna bruja que conozcas! —los ojos de Lu mostraron un toque de misterio antes de empezar a explicar— Las varitas mágicas son objetos legendarios. Su fabricación es tan difícil que solo han existido tres de ellas. Además, el poder que poseen no es para cualquiera, solo las hechiceras más fuertes son capaces de controlarlas.

—¡Eso es exactamente lo que necesitas, jefe! —el pelirrojo se arrodilló ante Demetra— ¡De la orden y yo buscaré incansablemente una para usted!

—Oye... —la bruja de sombrero apoyó la mano sobre el hombro de Ossy y acercó su cara hasta la de él— ¿Te crees capaz de matar a un dragón?

—¿Disculpe? —la pregunta confundió mucho al parecer fuera de contexto.

—Uno de los ingredientes para fabricar una varita es un colmillo de dragón ¿Crees que puedes conseguirlo?

—Yo... no...

—Eso creí —le dio un par de palmaditas de consuelo—. Mejor conformémonos con las espadas. Aunque sí tengo una tarea para tí, debes diseñar el símbolo para el escudo de nuestro pueblo ¿Qué te parece?

—Un honor que no merezco, lo haré enseguida.

—Parece un buen tipo —reconoció Lu mientras lo observaban regresar hasta la comunidad— ¿No lo cree así, gran jefe?

UN SECRETO EN EL BOSQUEOnde histórias criam vida. Descubra agora