- No me queda claro si fuiste tú o él quien decidió dejarlo todo. – Grace habla en inglés. Sé que está mal espiar a la gente, pero chisme es chisme. Siempre.

- Él me confesó que solo me usaba para tener sexo cuando yo, inocente y tonta, le dije que lo quería de una manera romántica.

Esa historia no me suena conocida. ¿De quién habla Edén?

- ¿Y Luca? - ¿Yo? - ¿Nunca sospechó?

Edén ríe.

- Luca sabe que soy completamente capaz de coserme la boca antes que besar a alguno de sus hermanos. – La respiración se me corta.

- Pero lo hiciste. No me malinterpretes, no estoy juzgándote, solo que lo hiciste. Te follaste a su hermano.

- Y ahora estoy dispuesta a coserme realmente la boca antes que volver a hacerlo.

Ambas estallan en risas.

No, no, no. El vómito se me sube a la boca.

¿Edén se cogió a Tomás?

Tiago no sería capaz de tocarla, es como su hermanita menor. Pero Tomás... Tomás siempre tuvo malas intenciones con ella.

La cabeza me palpita, la corbata me asfixia y la sangre me hierve. No deparo en que he soltado las copas y estas se han estallado contra el suelo hasta que el sonido resuena en todo el pasillo. Escucho pasos y murmullos del otro lado de la puerta, pero estoy paralizado. Solo puedo arrancarme la estúpida corbata del cuello de un solo tirón.

La madera blanca se abre, exponiendo a dos sorprendidas Edén y Grace. Mi mejor amiga, o a quien consideré así, palidece al verme, como si hubiese visto a un fantasma. Grace se lleva la mano a la boca y abre los ojos de par en par.

Otra puerta chilla del otro lado del pasillo, y distingo el tono de voz de mi madre, pero no lo que dice. El latir de mi corazón es tan fuerte que me palpitan los oídos y yo lo veo todo rojo.

Edén trata de salir por la puerta y cazarme, pero yo soy más rápido, dando un paso hacia atrás. Mi expresión, postura y actuar bastan para darle a entender que lo he oído todo, humedeciéndosele los ojos y poniendo una mueca de pánico.

- Luca, déjame...

- No. – La corto. – Hoy no.

Me doy vuelta y salgo hecho una furia hacia el cuarto donde se asoma mi madre. Se corre al ver mi intención de arrasar con todo y entro al salón empujando ambas puertas, azotándolas contra la pared y captando la atención de todos.

Apresuro mi paso en dirección a Tomás, que ríe y conversa con Tiago con total impunidad. Siento una mano posarse en mi hombro, buscando detenerme, pero me sacudo liberándome del agarre. Las advertencias de mis padres llegan a mis oídos, pero hago caso omiso, posando mi mano sobre el hombro de Tomás y haciéndolo voltear para enfrentarme con un solo tirón.

- ¿Qué te pas...

Le cierro la boca y le borro la expresión de asco con un solo puñetazo. La sala queda en silencio tras un grito ahogado colectivo, sorprendidos por mi actuar. Tomás cae al suelo, sujetándose el lugar del impacto y yo me le voy encima.

Solo siento asco, ira y dolor. Lo golpeo con toda mi fuerza, siendo esta mayor ante su esbelta y asquerosa silueta. Tomás logra devolverme un puñetazo el ojo, pero acaba cubriéndose el rostro con los antebrazos.

- ¡Que alguien lo detenga! – Escucho a mi madre gritar con pánico. - ¡Va a matarlo!

- ¡¿Te cogiste a Edén?! ¡¿La usaste para tener donde meter tu asqueroso pito?! – Bramo con las venas del cuello a punto de explotar. - ¡Respondeme, culiado!

Arder | Versión en españolWhere stories live. Discover now