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Edén.

Entonces yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham me acordaré, y haré memoria de la tierra.

Levítico 26:42

°°

Salgo de entre las cortinas rojizas del cambiador, encontrándome nuevamente con Caín. He repetido el mismo proceso unas 5 veces pero luciendo diferentes vestidos. La prenda que tengo puesta ahora es con la que más cómoda y atractiva me siento; Un vestido blanco sin estampado alguno, largo hasta los tobillos y con un tajo que revela la pierna derecha. A simple vista suena aburrido y sin gracia pero la atención recae cuando das vuelta, revelando toda la espalda hasta la parte alta del trasero, con las costuras cubiertas de brillos plateados. La tela se ajusta perfectamente a mi cuerpo y resalta lo oscuro de mi cabello, cosa que puedo apreciar gracias a los espejos que cubren las paredes.

Caín alza la vista de su teléfono y no oculta la sonrisa pervertida que le genera verme. Mejor dicho, verme los pechos. Por reflejo cruzo los brazos y pongo mala cara. No llevo sostén y la tela revela mis pezones.

- ¿Es necesario todo esto? – Pregunto con cansancio. Caín está sentado en un sofá negro, en el centro, con una pierna cruzada.

- Conoces las reglas, Edén. Yo pago...

- "... y tu modelas." – Imito su tono de voz, o eso intento.

Cuando Caín me ofreció ser su acompañante en la fiesta sorpresa en honor a él, inmediatamente me vi tentada a rechazarlo. El hecho de ir juntos a comprar su traje y actuar como una pareja por la tregua fue todo parte de mi plan. Suena feo decirlo así pero las como son. Necesito acercarme a Caín para saber más de su madre y, por consecuencia, de la mía. Cuando Judas mencionó el asesinato de su progenitora tras confesar el de la mía supe que algo conectaba ambos casos, no podía ser coincidencia. Sin embargo, se negó a darme explicaciones y eso me hizo sospechar. Si quiero averiguar que está pasando y ocupar esos baches del pasado, lo necesito. Necesito a Caín. Y continuar discutiendo solo logrará que lo nuestro se convierta en puro sexo y nada de sentimientos, y debo poner en juego nuestros corazones para ir un poco más lejos. Sin importar quien pueda salir herido.

Es egoísta pero es la realidad. Somos adultos y ambos escondemos algo. Anoche traté de conseguir más información sobre su madre, antes de que cayese rendido tras tanto polvo, pero solo obtuve respuestas sin sentido y recuerdos vagos sobre sus cumpleaños. Casi no consigo pegar un ojo durante el resto de la noche, ideando un plan para llegar al final de todo esto, asique me puse a merodear por su casa. No había nada sospechosos hasta que volví a la foto familiar, colgada en la sala. Supuse que si había una gran cantidad de fotografías, debía haber algún álbum pero me equivoqué. Era como si la única evidencia de que tuvo familia fuese ese mural y su palabra. Lo demás, fantasma.

Volví a fallar cuando usé la excusa de hacer una llamada con su teléfono, tratando de obtenerlo para navegar entra sus contactos y correos, pero Caín tomó la delantera y se negó. Quise rendirme pero una nueva oportunidad se presentó; La fiesta sorpresa. Volviendo al comienzo, no quería ir porque no somos una pareja pero el hecho de verlo tan desesperado al punto de decir "Solo como amigos" me indicó que estamos avanzando. Caín me necesita, no solo yo a él. Y tal vez no ocurra nada esta noche entra ambos, más que sexo casual y nuestro clásico juego de coqueteo, pero en la fiesta habrá gente que lo conoce. Gente fuera del trabajo y eso me da otra ventaja, poder hablar con desconocidos ebrios.

- ¿Te gusta? – Pregunto mientras doy media vuelta, mirándome de costado en el espejo. Nana siempre menciona lo delgada que estoy pero no creo que continúe pensando así cuando vea cuanto han crecido mis muslos y cadera por el entrenamiento. No me quejo, amo mi cuerpo tal y como Dios me lo dio y mis curvas son una ventaja en ciertos casos.

Arder | Versión en españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora