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Edén.

Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Gálatas 5:14

ºº

Giro por enésima vez en la cama. Tomo la almohada que hay junto a mi rostro y la presiono sobre este, en un gesto de frustración. He perdido la cuenta de los intentos que he hecho por conciliar el sueño, pero sé que llevo más de tres horas dando vueltas tanto en mi cabeza como en la cama.

Lo complicado de la situación con Hale y su amenaza me quitaron toda paz que pudiese quedar en mi, y ahora no puedo cerrar los ojos sin ser atacada con una infinidad de preguntas y sentimientos abrumadores. Pensaba que al acostarnos todo se terminarías pero me equivoqué; Fue solo el comienzo.

Me coloco de costado y centro mi mirada en las luces lejanas que se cuelan por las ranuras de mi persiana. Bueno, por lo menos continúa siendo de noche. Me obligo a cerrar los ojos y encontrar un equilibro entre mi respiración y el silencio de mi cuarto, logrando ver los inicios de la relajación. Sin embargo, el teléfono sobre el mueble junto a mi cama vibra, resonando estruendosamente por la calma generada hace segundos. Tiene que ser una broma.

Suelto un bufido de odio mientras ruedo hacia el lado contrario de la ventana, ahora en posición a la puerta del baño y mi dispositivo. Estiro mi desnudo brazo por el frío ambiente de la habitación con rapidez y tomo mi celular.

Toco la pantalla para encenderla y el brillo de este me deja al borde de la ceguera, tardando un par de segundos en enfocar mi vista y distinguir que hay en este. Cuando veo el nombre que indica la notificación pestañeo dos veces, ya que parece ser un juego de mi adormilada cabeza, pero no sucede nada. Pienso en pellizcarme para corroborar si es o no un sueño, pero antes de poder hacerlo otro mensaje hace vibrar mi teléfono.

Nuevo mensaje de Caín Hale.

La llegada del último mensaje me hace pensar que puede tratarse de algo relacionado a la misión de rescate de la tropa CincoFox, por lo que a una gran velocidad me reincorporo y quedo sentada en la cama. Desbloqueo mi celular y me dirijo a la barra de notificaciones pero antes de poder presionar cualquier mensaje para leerlo y contestar, una llamada entrante acapara la pantalla entera.

Me quedo estática ante el imponente nombre de Caín frente a mí. El reloj delante mío, en la pared, indica que son más de las 4am y el estar recibiendo una llamada de quien parece odiarme pero desearme tanto como yo a él, me marea.

Una voz dentro mío me intenta advertir de que solo se trata de la misión y que no debo verlo como algo personal. Sin embargo, otro grito interno quiere que me dé cuenta de lo obvio. ¿Qué más querría Caín de mí a las 4am?

La vibración en mis manos me trae de regreso al cuarto y sin pensarlo mucho más, presiono el botón verde. Lentamente llevo el pequeño dispositivo a mi oreja y lamo mis labios antes de hablar, ya que por alguna razón se han resecado ante todo.

- ¿Hola? – Mi voz sale entre adormilada, alerta y temerosa. Me regaño porque nunca debo verme débil frente a semejante bestia.

- ¿Qué hiciste? ¿Qué me hiciste?

Su pregunta me desconcierta y me hace fruncir el ceño.

- No sé de lo que estás hablando, Caín, pero si es una broma...

- Cállate. – Me corta y obedezco. - ¿Por qué hablas tanto?

La forma en la que arrastra las palabras me dice todo lo que debo saber.

- ¿Estás ebrio? ¿Es en serio, Caín?

- No... bueno, sí. Pero no te he llamado por eso. – Lo escucho suspirar. – Necesito saberlo.

Arder | Versión en españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora