«¿Adónde huyes, confundido con la turba y volviendo la espalda como un cobarde?»

Mulai dari awal
                                    

—La primera vez que te vi... —se interrumpió, como si fuese incapaz de continuar. Bajo mi atenta mirada, cerró los ojos y tomó una inspiración profunda. Su rostro reflejaba la misma angustia que había visto el día del enfrentamiento con Poseidón, en mi apartamento, mientras tensaba la cuerda de su arco—. En la universidad —aclaró finalmente, haciendo que cualquier indicio de sufrimiento desapareciese—. No me caíste muy bien, ¿lo sabías? 

Alcé las cejas con sorpresa. No por la confesión, sino por lo extraño de la situación. Jamás pensé, mientras ensayaba las palabras que escogería para mantener esta conversación, que terminaríamos hablando del día en que nos conocimos. A pesar de ello, no hice ninguna objeción. Aquello era infinitamente mejor que sentarse bajo un silencio capaz de taladrarte los oídos.

—¿En serio?

Diane jamás había mencionado su animadversión inicial hacia mí. Aunque, pensándolo bien, había otras muchas cosas importantísimas que había decidido no mentar durante nuestros años de amistad. Traté de concentrarme en su relato, impidiendo que aquel pensamiento oscureciese la belleza del recuerdo de cómo nos conocimos. 

Mi amiga se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.

—Me pareciste una pija insulsa —contestó con esa resolución tan propia de ella.

Compartimos una mirada cómplice antes de estallar en carcajadas. Por unos segundos, me permití olvidar quien era ella realmente y, por supuesto, quien era yo. En esa habitación, en ese preciso instante, no había ni rastro de la diosa griega ni de la epidemióloga que exterminaría la raza humana. Solo éramos dos amigas compartiendo vivencias.

—¿Y qué te hizo cambiar de opinión? —pregunté, realmente interesada—. Porque has cambiado de opinión, ¿verdad?

Su sonrisa se ensanchó.

—Por supuesto. Cambié de opinión durante la primera noche que salimos de fiesta.

Las imágenes difusas de aquella noche volvieron a mi mente a tropel. Había sido durante la primera semana de universidad; aquella en la que nadie encuentra su sitio aún y todo el mundo te parece la mejor opción para hacer planes. Esa semana en la que te juntas con gente con la que, posiblemente, no volverás a tener contacto en los siguientes años de carrera.

—¿El tipo del pub?

Nosotras no habíamos cruzado palabra hasta que un tío pasado de copas se acercó a ella, abordándola a la salida del baño. Yo me encontraba a pocos metros de ellos, charlando con nuestros compañeros de clase, cuando vi que él trataba de propasarse con ella. Sin pensar en nada más que socorrerla, me precipité hacia ellos, enfrentando a aquel hombre.

—Podría haberle matado allí mismo sin despeinarme siquiera, pero padre me había ordenado mantener un perfil bajo y fulminar a un pervertido con una sola mirada no era lo más adecuado —explicó—. Cuando le encaraste, no pude creérmelo. No me conocías de nada y, aun así, no dudaste ni un segundo en ayudarme. —Diane alargó su mano y la colocó sobre las mías. El tacto de su piel caliente me templó el corazón—. Ahí supe que te había juzgado mal.

—¿Fue él quien te encargó cuidar de mí? —inquirí, refiriéndome a Zeus.

Mi amiga rompió nuestro contacto, como si mi deseo irrefrenable de conocer aquella información le hubiese recordado el verdadero motivo de nuestro encuentro años atrás, antes de asentir ceremoniosamente. Cualquier rastro de divertimento se eliminó de su semblante de un plumazo.

—Así es. Padre fue quien nos encargó cuidar de vosotros. —Supe, sin necesidad de aclaración, que la otra persona a la que debían cuidar era a Adrien—. Como te imaginarás, no me hizo especial ilusión abandonar mi vida para vigilar a una mortal. Y qué decir de Apolo... —comentó con aire ausente. Cierta vergüenza teñía sus palabras—. Al final no fue tan malo —sonrió, en un intento de convencernos a las dos—, aunque lo más duro fue abandonar a mi séquito.

É R I D E [PÓLEMOS #1] | TERMINADATempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang