Estoy estacionado frente al club porque necesito saber quien era esa mujer, qué quería y porqué cojones no recuerdo nada. Un sinfín de sustancias y tragos han estado en mi sistema y no me trago el cuento de que con un par de porros y copas no recuerde nada. Desde que Edén confirmó mis sospechas de haberme visto con otra mujer supe que algo andaba mal. No lo soñé, pero tampoco recuerdo estar físicamente en el momento. Es como si estuviese allí pero no consciente, creando recuerdos confusos.

Mis sospechas apuntan a una cosa; Me drogaron. Y eso no es ni la punta de lo que eso puede significar, sino que desconozco quien lo hizo, con qué intenciones y qué pude decir durante mi estado.

Me bajo del coche, colocándome la pistola en la parte baja de la espalda, dentro del pantalón. La mujer ya ha ingresado al club y he sido yo quien la ha contactado para reunirnos, pero no significa que confíe en ella. Camino hacia las puertas y las empujo para ingresas al antro. El olor a químicos de limpieza y cigarro me reciben, al igual que la extraña sensación de estar en un lugar que suele estar hasta reventar, ahora completamente vacío.

La luz teñida por los colores de los vidrios se cuela por cada ranura y ventana, mostrándome ahora un decente club. No hay botellas, papeles ni borrachos dispersos por todos lados, solo mesas, sillas y sillones vacíos. Camino hacia la barra, resonando mis zapatos en la soledad del lugar, hasta sentarme en una baqueta que hay delante de esta. Pongo mis brazos sobre la madera y espero.

Un minuto tarda en hacer presencia la mujer con quien hablé por teléfono más temprano. Baja por una escalera similar a la del V.I.P, ubicada al otro lado del salón. Me permito echarle un vistazo. Se ve joven, debe rondar entre los 25 años. Tiene el cabello color azul vibrante y su vestido revela sus piernas cubiertas de tatuajes. Las mangas largas de este no me permiten descubrir si tiene o no tinta en sus brazos, pero la mano que mantiene en la baranda de la escalera enseña pequeños dibujos.

Me caza mirándola y siento la necesidad de correr la mirada, pero no lo hago. Quedo fascinado ante la sonrisa que me dedica, mostrando su dentadura blanca. Ninguno emite palabra hasta que entra a la barra, del lado donde suele ir el barman y sin dudarlo toma una botella y dos vasos. Los deja delante mío, destapa el alcohol y sirve una medida para ambos. El color amarronado y fuerte aroma del liquido delata que es whisky.

Toma el vaso de cristal y se lo empina, bebiendo el contenido en dos tragos. Lo deja sobre la barra de madera con fuerza y suspira con los ojos cerrados. El maquillaje negro en este resalta el azul de sus ojos, el cual combina con su cabellera. Tiene varias perforaciones, tanto en las orejas como en el rostro, y desde la cercanía puedo divisar un pequeño tatuaje bajo su ojo derecho. Un corazón rosado, casi imperceptible.

Definitivamente es una mujer con actitud. No solo su apariencia la delata, sino la soltura de su presencia y como no se deja cohibir por mi indiscreta mirada. Debe estar acostumbrada, pues un club no se lleva adelante como si nada y una personalidad fuerte es lo que te mantiene de pie.

- No sé tú, pero yo necesito esto para empezar el día. – Ha referencia al whisky. Rellena su vaso y vuelve a alzarlo, esta vez en mi dirección. Bajo mi mirada al líquido y, aunque lo pienso un par de segundos, acabo tomándolo e imitando su acto, chocando mi vaso contra el suyo. Vacío el contenido en un suspiro. – Espero que tengas una buena razón para hacerme venir a aquí tan temprano, nene.

- Quiero ver las cámaras de seguridad de anoche.

Mi respuesta le causa gracia. Mucha gracia. Tanta que su risa hace eco en el vacío lugar. No oculto mi mueca de indignación al verla sostenerse de la barra para reír, limpiando una lagrima que se le ha escapado cuando finaliza. Toma aire, pero no borra la burla de su rostro.

Arder | Versión en españolWhere stories live. Discover now