Ya de por sí doy por entendido que suponen que a mí también me sorprendió el hecho de que esté ahí arriba con un micrófono diciendo algo prácticamente de memoria ¿verdad? Pues aciertan, pero luego... luego lo deje de lado y me comencé a fijar en detalles mucho más pequeños que se empezaron a conectar en mi cabeza de la nada:

Liam llevaba puesta una sudadera. Y eso no era lo raro, osea por un lado sí —porque el pelinegro solía ir como lo trajo la vida por el mundo— pero esa vez iba por otro lado la rarez; quizás  porque todos sabíamos que Liam era don caluroso, y el calor que hacía ese día era el triple de lo común, es decir, colocarse esa sudadera era como un pensamiento totalmente suicida de su parte, y aparte, ¿por qué se pondría una sudadera solo para transpirar? ¿Para ocultar algo? ¿Por una inseguridad? Esperen, ¿Liam con inseguridades?

Ja.

No me fiaba de él, y comencé a fiarme  menos cuando todo se fue al carajo, justo unos minutos antes de que se reprodujera el video.

Pum.

Mariposa azul.

—Alex, mira eso —le susurré al oído señalando detrás del pelinegro.

—¿Qué? —dijo, perplejo.

—Mira detrás de Liam, idiota.

—No hay nada.

—La mariposa, mira la mariposa.

—Que no hay nada, joder.

—No es gracioso.

—Lo digo en serio, ¿era verdad mi teoría de que te drogaste o qué?

Genial.

Suspiré y decidí tomármelo solo como una señal para no entrar en pánico ya que, de alguna forma, esas mariposas no tenían significado, y me di cuenta que desde la primera vez que aparecieron mis líos aumentaron más y más. Tampoco sabía cómo reaccionar ante ellas y mucho menos cómo no cagarla, y ese era el motivo que me indicaba que probablemente todo iba a terminar en nada más y nada menos que en una catástrofe. 

En fin.

Me concentré en Liam sin pensarlo, una parte de mí dice que fue porque estaba confundida, y la otra parte dice que... que no dice nada ¿Okey?

Me pareció raro que en el bolsillo principal de su sudadera se notara a la perfección un bulto. Un gran bulto. Estaba segura de que tenía algo debajo, algo que tenía que ocultar bien, algo que por alguna razón me daba mucha curiosidad. Los conozco, sé que están diciendo: "Jade, no te hagas la cabeza, quizás era un libro o su celular o..." ¡No! No lo era. Analicé cada uno de sus movimientos, cada vez que soltaba una palabra de su boca la decía casi ensayada, como un robot, y cada dos segundos metía las manos en el hueco que quedaba del bolsillo y bajaba la mirada para ver si ese algo seguía ahí o se había caído.

Era algo importante.

Pero no tan importante como el video que empezaba a proyectarse en la pared, ¿verdad? Así que lo dejé de lado y me concentré en las palabras de Melany.

Todo era tan extraño, Mel se notaba contenta, sonriendo de punta a punta. No se veía obligada ni nada. De fondo tenía una pared blanca hogareña y unos cuadros de cuerpos humanos coloridos. Supuse que era la casa de los Rodder. El audio estaba un poco dañado, pero al escuchar un un "estoy bien, tranquilos"  me tranquilicé pero no dejé de estar alerta. Nunca había que bajar las defensas.

Efecto Mariposa ©Where stories live. Discover now