Capítulo XIII. El amor de un monstruo

1.1K 128 34
                                    

La luz de la luna se colaba por la ventana del camarote, por lo que la estancia estaba levemente iluminada y un poco fría, en ese momento Izuku se removía un poco en la cama mientras se quejaba levemente, estaba teniendo una pesadilla que terminó por despertarlo con la respiración agitada, estuvo a punto de abrir los ojos y levantarse por el miedo, pero en cuanto lo intentó sintió unas cálidas manos retenerlo por la cintura, al principio sintió miedo, pero su agotada mente aún podía recordar lo que había sucedido antes de quedarse dormido, recordaba estar en el regazo de Katsuki y entonces supo de quién eran aquellas manos. La calma regresó y entendió que no estaba en peligro, nuevamente se acomodó en su lugar y se tomó la libertad de entrelazar sus dedos con los de Katsuki y abrazar el musculoso brazo del cenizo.

Sabía que no era correcto lo que estaba haciendo tanto como no lo era sus crecientes sentimientos hacia el héroe. No podía, Izuku no podía permitirse seguir sintiendo calidez cuando Katsuki decía su nombre, no podía hacerse ilusiones con una vida feliz, no podía albergar la esperanza de escuchar un "te amo". Izuku estaba manchado, no era puro, no tenía nada que ofrecerle a un hombre como Katsuki, hace muchos años en Grecia lo admiraban por su belleza, pero ahora no tenía ni eso, quizá en otro tiempo o en otra vida Izuku podría tener una oportunidad con el cenizo, una vida y un tiempo en el que no fuese un monstruo. Con ese triste pensamiento se dispuso a dormir de nuevo abrazando con más fuerza el brazo de su héroe.

—¿Estás despierto? —preguntó con voz adormilada el cenizo. Su cálido aliento chocó contra el cuello expuesto del peliverde mandando un escalofrío a cada fibra de Izuku.

—S-sí -respondió con nerviosismo en un murmullo.

—Hay algo de lo que quiero hablar contigo —continuó Perseo manteniendo la voz baja—, y si no lo hago ahora, no sé cuando tendré otra oportunidad para hacerlo.

—Te escucho, Kacchan.

—Es algo que debí decirte desde el principio, pero...tenía miedo de hacerte daño, entiendo si después de esto estás molesto conmigo, pero quiero que sepas que voy a cumplir mi promesa de protegerte. —Se detuvo un momento, reunió valor y luego se atrevió a hablar de nuevo— Escucha yo...

—Eres hijo de Zeus —interrumpió Izuku.

—...soy hijo de Zeus... ¿lo sabías?

—Cuando visitamos la primera ciudad, todo el mundo festejaba que el gran héroe Perseo, hijo de Zeus había matado a Medusa...supe desde el principio que eras tú... Entonces...¿Zeus fue quien se aprovechó de tu madre? —preguntó con tristeza.

—Si, pero necesito que sepas que no soy como él, te juro que no voy a lastimarte, yo...

—Kacchan —interrumpió de nuevo Izuku—, entiendo porque no me lo dijiste, pero no tienes que explicarme nada, yo sé que no eres como él, y yo nunca pensaría algo como eso, tú no has hecho otra cosa que cuidarme. Así que tranquilo, yo te quiero Kacchan y eso no va a cambiar sin importar quien sea tu familia.

—¿Tú me quieres? —preguntó Perseo para sí mismo, recordando las palabras de la princesa pelirosa: "si siente lo mismo por ti, no habrá nada que les impida estar juntos ¿verdad?", y entonces fue momento de actuar, era ahora o nunca, con una ágil maniobra Perseo puso a Izuku completamente sobre la cama mientras él apoyándose sobre sus fuertes brazos quedó sobre el cuerpo del más pequeño.

Izuku notó el cambio repentino de posición cuando sintió el cálido aliento de Perseo sobre su rostro y al intentar moverse se sintió aprisionado por el cuerpo del más alto, con un par de musculosos brazos, uno a cada lado de su cabeza.

—¿Qué sucede? —preguntó inocentemente, creyendo que había algo malo en la habitación.

—Solo disfruto de la hermosa vista —respondió susurrando cerca del rostro de Izuku.

Cuando Perseo se enamoró de MedusaWhere stories live. Discover now