Capítulo XV

1.7K 185 88
                                    

ADVERTENCIA
Este capítulo aborda contenido explícito +18, por favor leer con discreción, si no te gusta no leas y si te gusta disfrútalo.

Dos días con un nuevo rey, eso fue suficiente para que Serifos se alzara glorioso como un nuevo reino, Dictis y Dánae habían reparado las grietas que habían mermado su ciudad por tantos años, fue después de mucho trabajo que se permitieron tener algo de calma.

La gran celebración no se hizo esperar, el reino era uno solo unido en cantos de alegría, entre los cuales una pareja que se profesaba un amor silencioso se unió por fin en un cálido beso que fue aplaudido incluso por los más reacios a su unión, aquella noche, entre el vino y la música, Dánae y Dictis se confesaron su amor y prometieron a sus ciudadanos una futura boda.

El clamor de la música se detuvo, la oscuridad invadió el castillo, una pareja aún se movía por los pasillos tropezando de vez en cuando en medio de los besos apresurados que mantenían.

Avanzando en la silenciosa penumbra llegaron a su habitación entre risas, por casi ser descubiertos por uno de los guardias. Al cerrar la puerta volvieron a besarse caminando con torpeza hasta la cama iluminada levemente por el fulgor de unas cuantas velas y la brillante luz de la luna que se colaba por las grandes ventanas.

Izuku caminaba con los ojos cerrados perdido en la sensación placentera que lo embriagaba, así que fue inevitable que callera de espaldas sobre la cama cuando chocó contra ella dándole la oportunidad a Katsuki de deleitarse con la hermosa vista, el hombre que amaba tumbado sobre la cama, con la ropa desacomodada y un sonrojo extendiéndose por todo su rostro, producto del alcohol y una larga sesión de besos por todo el castillo, sin perder el tiempo el cenizo le regaló a su amante una sonrisa pícara mientras se arrancaba todo lo que vestía.

Al ver en todo su esplendor los músculos de Katsuki, el peliverde no pudo contener un suspiro de sorpresa y su expresión no ocultó el deseo de pasear sus manos por la escultural figura que tenía enfrente.

—Espero que te guste lo que ves, porque es todo tuyo —susurró divertido acercándose al cuello del Izuku, llenándolo de besos salvajes que seguramente dejarían marca.

El peliverde no pudo responder, la sensación que inundaba su ser no lo dejaba pensar claramente, no pudo hacer más que masajear cada músculo en el cuerpo del héroe, presionando con fuerza cada vez que Katsuki mordía su piel, soltando dulces y sonoros gemidos que posiblemente se escucharon en algunas de las habitaciones cercanas.

Katsuki paseaba sus manos descaradamente por cada parte del cuerpo sometido bajo el suyo, en ese momento la ropa de Izuku estorbaba pero al conocer todo el infierno que había vivido el peliverde no quería ser demasiado brusco con él, entonces se conformó con tocar sólo un poco, llevó sus traviesas manos debajo del himation blanco y acarició los suaves muslos, arrancando más sonidos dulces de la linda boca de Izuku.

Las manos del más pequeño empujaron a Katsuki, deteniendo lo que hacía, para el cenizo fue una mala señal, por supuesto no esperaba que Izuku con una mirada provocativa se desnudara lentamente, exhibiendo cada parte de su cuerpo ante el más alto y extendiendo sus manos como una invitación para su amante, esa fue la señal para continuar.

El cenizo no desaprovechó la oportunidad, recorrió cada parte de la suave piel, comenzando por unos gruesos muslos, subiendo por una estrecha cintura y amasando con ternura el pecho de Izuku, deleitándose con cada gemido que se acompañaba por un elegante arco en la espalda del más pequeño.

La noche era solo suya, un par de almas que no necesitaban palabras para expresar todo el amor que se profesaban, Katsuki quería reclamar el cuerpo de Izuku, hacerlo suyo para siempre y por supuesto comenzar una familia con él, sin embargo, aquella noche se limitó a mostrarle el placer solo con sus caricias, pues antes de formar una familia, tenía tantas cosas que mostrarle y había todo un mundo que aguardaba grandes aventuras que solo ellos dos podrían compartir.

Cuando Perseo se enamoró de MedusaWhere stories live. Discover now