𝟯𝟱

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En medio del cielo nocturno, la luna brillaba con intensidad. A pesar de las grandes nubes grises que anunciaban un posible aguacero, seguía viéndose hermoso el paisaje.

Pero para Riki aquel paisaje no era bonito ni algo parecido, más bien, cruel.

Tenía los ojos cristalinos, la mente trabada y el corazón en la boca, se sentó en uno de los escalones a las afueras del hospital. Con las mangas de su ropa que le cubrían las manos trató de borrar sus lágrimas continuas pero era inútil si conforme las limpiaba volvían a caer otra vez.

¿Cómo debe sentirse si su amigo está luchando en un hilo delgado por su vida?

La cabeza le da malas escenas que no quiere que se vuelvan realidad pero es débil para controlar sus emociones y naturalmente la desesperación lo envuelve por completo.

Sunoo no puede morir.

— Por favor... pelea.

Jungwon sigue perdido y eso lo pone más nervioso, se cubre la cara con sus manos mordiendo su labio inferior para cesar su llanto que logra calmar un poco a cambio de haberse mordido y lastimar sus labios, el dolor físico apaciguó el dolor sentimental escasamente.

No lo necesario era claro, pero al menos ya podía controlar sus cuerdas vocales cerradas.

Un rubio salió por las puertas transparentes del hospital y al ver esa cabellera desordenada a causa de las ventiscas dejó escapar un suspiro.

Caminó hasta la silueta de ese chico que abrazaba su cuerpo con fuerza, clavando sus uñas en cada uno de sus brazos y alzando la cabeza en busca de aire para calmarse, con gotas cayendo por sus preciosos ojos grises que tanto amaba ver.

Dejó el gran peluche de zorroo bendecido como "Ddeonu" a un lado de él tomando asiento en el mismo escalón que el peligris.

En silencio, sin palabras de por medio y con sólo unas ligeras miradas intercambiadas. Riki se abalanzó contra sus brazos, llorando con profundidad a tal grado de que era imposible no sentirse impotente con ese sentimiento de temor que lo hería, rodeándolo en un abrazo escondió su rostro en la cobertura del cuello de Ni-Ki. Acariciando sus suaves cabellos grises cenizos con tal de transmitirle seguridad.

— No quiero... perderlos...— apretó sus ojitos cerrados contra el hombro de Jake, tomó aire y aunque su voz no sonora linda o tierna. No le importó verse tan horrible frente al rubio — apenas y nos reconciliamos...— buscó la mano del australiano quien entendió su pequeño capricho tomando la suya, poniendo sus dedos intercalados y otorgándole un pequeño beso en su dorso que lo hizo sonrojarse levemente pero no salir de su lugar seguro que eran los brazos que lo tenían preso — los quiero a ambos Jake ¿Qué voy a hacer si pierdo a uno de ellos? No lo soportaría — ahogó un grito desesperado — los quiero de vuelta a los dos, aquí conmigo. Reír y hacernos bromas hasta enojarnos y volver a reconciliarnos — sus labios temblaron — interrumpir cada que Jungwon y Sunoo quieran jalarse los cabellos o reír de las tontas peleas sin sentido que tenemos.

— Riki.

Le costó algo de trabajo hacer que Riki se enderezara porque el peligris se negaba al principio, tomó entre su palma desocupada el rostro algo hinchado a causa del llanto pasando su pulgar en el recorrido que las lágrimas trazaron.

Dejó un apretón en sus manos unidas, junto sus frentes sin romper su contacto visual.

— Pase lo que tenga que pasar, debes saber y tener siempre en cuenta que ambos, Sunoo y Jungwon, nunca se rindieron — su tacto en la mejilla se deslizó hasta la parte de la nuca dejando suaves caricias allí, con sus frentes todavía juntas, cerró los ojos ahora moviendo la punta de su nariz contra la del peligris — ellos van a estar bien, lindo.

𝘾𝙐𝙋𝙄𝘿𝙊 𝙎𝙏𝘼𝙇𝙆𝙀𝙍 // 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Where stories live. Discover now