𝟬𝟴

825 142 14
                                    

Miradas por aquí y por allá, sonrisas coquetas, sonrisas tímidas, sonrisas falsas y de más tipos se asomaban en las rostros de las chicas y chicos del instituto cada que veían pasar al pelinegro de altura destacable y apellido reconocido, sin contar su envidiable atractivo.

Jungwon sabía bien que la presencia del pelinegro era algo de lo que no pasa desapercibida pero jamás creyó que el que él estuviese a su lado caminando como cualquier individuo en la faz de la tierra se vería como algo de otro mundo. Como si fuera un marciano con seis patas.

«¿Qué mierda con ésta gente? »

Su disgusto a la atención sobre él era en lo máximo, no le gustaba ser observado por más de cinco segundos sin que comenzará a armar más dramas que un capítulo de la rosa de Guadalupe en su mente. Irónico por cierto puesto que él, se dedicaba —prácticamente a eso— o al menos por esa ocasión.

Mejor ni recordarlo. Suficiente tiene como para sentirse manchado, muy manchado.

Incluso ignoraba de lo que su amigo hablaba efusivamente notando solamente como la boca de éste se movía sin parar al igual que sus manos, todo porque sus pensamientos eran más fuertes que otra cosa a su alrededor. Es más, creo que después de éste caso o "misión" como YeonJun le llamaba definitivamente pensaría en otro empleo.

Tal vez empezaría a buscar desde hoy, es decir, había muchas probabilidades de que algo saliera mal. Muy en el fondo lo sentía no obstante quería también creer que no era así y sólo estaba siendo un exagerado.

Ojalá sea así. Porque si no adiós a todo.

Su dignidad y reputación. Ni siquiera tenía idea de lo que el pelinegro quería conseguir con eso o lo que quería realmente de él. Frunció su ceño abultando sus labios cual niño.

«¿Cree que por tener una cara bonita y cuerpo de infarto va a darme órdenes? ¡Está loco!»

Sus maldiciones contra Jay fueron interrumpidas abruptamente cuando su rostro chocó con la espalda de alguien haciendo que retrocediera para atrás y se tocará la frente.

— Lo siento no ví por dónde....— se calló de inmediato al notar de quién se trataba, —iba...pensándolo bien, mejor olvida mi disculpa y hazte a un lado — «¡Ugh!» ¿Cuánto tiempo iban a estar así?

Jay se volteó quedando cara a cara con Jungwon, nuevamente las miradas retadoras hicieron presencia entre ambos. Una guerra de avellanas contra zafiros que desde luego el peliazul perdió sacándole una sonrisa victoriosa al pelinegro.

«Descarado» pensó Jungwon sintiendo sus mejillas arder. Aquello fue detenido al no notar la presencia de su amigo.

— Riki ¿dónde está él? — miró por todos lados buscando señales de vida del peligris pero nada.

Un pequeño golpecito recibió en su frente por parte de los dedos de Jay causando que soltara un quejido en sorpresa y llevara sus manos a la zona frunciendo su ceño.

— ¡¿Qué sucede contigo?! ¡Eso dolió idiota rascacielos andante! — espetó casi en un berrinche que resultó infantil pero divertido para el pelinegro que se permitió sonreír medio, acercando su rostro al de Jungwon — ¿Q-Qué?

Por inercia Jungwon hizo su rostro para atrás cuando sintió que quedarían en una escena algo comprometedora por la cercanía entre ellos.

No otro problema gracias.

Sólo así notó los orbes fríos y de algún modo de un bonito tono de azul fuerte, casi como azul rey. Aunque su poseedor no fuera exactamente un "rey" sino más bien un maldito árbol que le complicaba su trabajo y sabía que desde ahora, su vida.

𝘾𝙐𝙋𝙄𝘿𝙊 𝙎𝙏𝘼𝙇𝙆𝙀𝙍 // 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Where stories live. Discover now