𝟯𝟰

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"Nosotros iremos a revisar esta zona, tú puedes ir a la otra. Enviaremos oficiales contigo, por favor, ten cuidado. Lo que sea llámanos si es necesario".

Habían sido las palabras de YeonJun antes de enviarle la dirección de donde posiblemente podía encontrar el paradero del peliazul. Mientras los mayores revisaban el otra área del otro lado de la ciudad.

Estacionó su auto, adentro podía notar lo increíblemente lejos que quedaba de todas las personas. La autopista estaba vacía y de vez en cuando autos pasaban pero por ese momento era como estar en un sitio fantasma.

Apagó las luces del vehículo. A la distancia distinguió lo mencionado por Soobin. Una extraña cabaña a medio terminar muy deteriorada, la estructura parecía caerse a pedazos y ni hablar del lugar donde estaba. La yerba era tan alta que juraba le llegaría a las rodillas.

— Espero que si ellos están ahí. Los oficiales vengan pronto — murmuró cerrando la puerta del carro.

Se acomodó su abrigo largo color beige y con una bocana de aire se encaminó al sitio.

— Lo sabía — dio pasos lo más silencioso posible cuidando de no pisar alguna rama seca o algo que fuera ruidoso — la hierba es muy alta.

Se quedó quieto mirando alrededor. Este era el lugar correcto, debía serlo. Una camioneta blanca se escondía detrás de la construcción y volteó de inmediato al escuchar algo romperse adentro que le puso alerta si le hacían un daño al peliazul, acecha sutilmente por un orificio de la ventana rota.

Sus ojos se expanden por la imagen que ve.

— ¡Repite eso pequeña ramera!

La mitad de esa botella rota a la mitad amenazaba a Jungwon.

— Imbécil con gonorrea hijo de puta.

— Tú...— gruñó y elevó el pedazo punzante de botella — ¡Voy a matarte!

— Detente — Jay que escondido trataba de contenerse suspiró de alivio pero no lo necesario, todavía estaba intranquilo. El otro tipo puso una mano en el hombro del sujeto que parecía furioso por el insulto que había recibido antes — sabes que el cliente pidió alejarlo lo más lejos, no matarlo.

Jay pegó su oído para poder escuchar mejor esa conversación. Para ser rusos podían dominar algo del idioma, su acento persistía pero era entendible.

— Nos pagaron para sacarlo de éste país y llevarlo a otro lugar — limpió su arma — éste niño según el cliente se ha metido donde no debe y por lo tanto quiere su desaparición absoluta dentro del mapa de Corea, sólo eso, no asesinarlo.

Tensó la mandíbula cuando el mismo tipo tomó los suaves cabellos azules entre sus mugrientos dedos con fuerza tirándolo para atrás. Increíblemente Jungwon no soltó quejidos tan sólo mantuvo esa mirada de total repugnancia y asco.

Algunas risas cínicas resonaron del mismo tipo.

— Tienes suerte de que sólo quieran que desaparezcas temporalmente y no eternamente, tu amigo pudo escapar pero estoy seguro que justo ahora ha de estar pasándola tan bien sin ti — se rio en su cara — ¿De verdad piensas que alguien vendrá por ti? Esas personas con dinero justo como tu amigo JAMÁS piensan en los demás. ¿Porqué te ayudaría a ti? Si sólo eres un pobre pueblerino — lo soltó brusco — a los ojos de ellos eres un pequeño grano de arroz que no vale nada.

Jungwon no levantó la cabeza sólo habló débilmente.

— Yo sé que él no es como los demás "niños con dinero" — en su rostro manchado de polvo una sonrisa tranquila se dibujó — no hables como si conocieras a todo el mundo porque así como hay personas iguales a ti, hay otras que no. Mi vómito de unicornio princeso dramático Sunoo puede ser un niño mimado, egoísta en ocasiones y tal vez hasta un manipulador pero... en el fondo existe humanismo y un corazón blando en él, por eso te pido que no hables tan simple de su persona. Nadie conoce a nadie pero con el tiempo te das cuenta que no todos te apuñalan por la espalda y que por muy raro que parezca, encuentras un amigo en la persona en quien menos pensabas.

𝘾𝙐𝙋𝙄𝘿𝙊 𝙎𝙏𝘼𝙇𝙆𝙀𝙍 // 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora