𝟭𝟰

713 116 16
                                    

Imaginen a un niño de no mas de 4 años, aprendiendo a manejar una bicicleta, con una enorme sonrisa en el rostro disfrutando de su regalo de cumpleaños. Y cae, lastimándose las rodillas y nariz.

El miedo se hace presente sin espera, las lágrimas gotean cual arroyos por sus ojos y el dolor crece con demasía mientras el líquido rojo con ese sabor y olor a metal se expande.

Entonces llega un sujeto, no un hombre, una mujer, que con su mirada logró calmar su miedo, con sus manos frágiles cesó las lágrimas y con su dulce voz eliminó el dolor de su cuerpo.

Su salvadora que por título llevaba, mamá.

Es entonces que lo anima, que con sólo unas palabras le inspira a levantarse y dejar el dolor, a ser valiente e intentarlo otra vez. Con sus manos hechas gelatina y el miedo aún en su pecho, lo hace, sube nuevamente a aquella bicicleta no obstante vuelve a caer, raspando sus manos.

"No puedo"

"Tú puedes, mi niño, eres fuerte"

Porque fue ella quien con esas palabras repetidas en su mente le hacía seguir adelante. Con sus brazos lo envolvían en un abrazo que ahora sólo era un fugaz recuerdo, su voz una lejana sintonía y su sonrisa una borrosa anomalía.

Porque aunque ya no sea ese niño, aún lo es en el fondo. Un niño que vive con miedo y dolor, pero ya no es por una bicicleta, por un raspón o por un golpe en la cabeza tras caer. Ahora es por situaciones de la vida y entre ellas el amor.

No sólo amor del romántico.

Amor paternal es del que más carece, que dejó una enorme huella en su demacrado corazón que constantemente luchaba por seguir latiendo o siquiera por seguir queriendo a ese hombre en su vida.

Tan infantil que sonaba pero era cierto. Un fallido amor paternal dolía como la vida entera.

Ojalá alguien le hubiese dicho que la vida al crecer no era tan bonita como en los cuentos. Que las situaciones lindas sólo eran una alucinación y que las mejores cosas que pasaban sólo eran efímeras como el viento, que en un abrir y cerrar de ojos ya no estaban mas.

Que el amor no se compra, no se da a quien sea, no se recibe del que quieres y que no siempre es la cura a todo.

O tal vez sí.

Ojalá alguien le hubiera dicho que, la vida, es muy frágil y al más liviano toque puede romperse.

Ahora sólo puede sanar temporalmente con una vieja pero efectiva frase.

"A dónde sea que vayas, estaré ahí"

No sabe cuánto deseaba que estuviera ahí, no como recuerdo, como persona.

¿Algún día podrá dejar ir todo esto?

—¿Te ha pasado algo Seongie?

Dejó de observar el movimiento de los árboles meciéndose debido al viento para posar sus ojos en su primo, que venía con la cara preocupada debido a él y su extraño comportamiento. No lo culpa, pero, quería estar solo durante ese día.

—No Riki, estoy bien.

Ni-KI se sienta a su lado y pone sus livianas manos sobre su antebrazo, entendiendo rápidamente que esa respuesta no era cierta. Park suspirando deja caer la suya hasta dejar un suave apretón en la más pequeña.

—Lo digo enserio, Riki, estoy bien.

—No me mientas Jay — frunce el ceño ante lo dicho por el pelinegro —Odio cuando lo haces y tratas de ocultarme las cosas, además, justo anteayer tú...—hace una pausa —...no asististe a...

𝘾𝙐𝙋𝙄𝘿𝙊 𝙎𝙏𝘼𝙇𝙆𝙀𝙍 // 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Where stories live. Discover now