Ballisaray Cap 4. Odalisco

Magsimula sa umpisa
                                    

     La música se intensificó y su ritmo aumentó causando que aquella persona empezara a mover su cuerpo en ondas. Todos los comensales lo miraban en silencio. A diferencia de las mujeres que seducían sexualmente con su baile, este hombre que ahora había empezado a desplazarse por toda la mesa con tal gracia que no tropezaba con ningún plato, era como una aparición sensual de exóticos movimientos y colores del que nadie podía despegar la vista. Sus pasos eran tan rápidos que realizaba varias torsiones en solo un par de segundos y otros en cambio eran pausados y se alargaban casi kilométricamente. En un segundo estaba ondeando su abdomen en el extremo de la larga mesa y en el otro estaba en medio, de rodillas, inclinándose hacia atrás con su espalda formando un arco.

     Las odaliscas anteriores se movían al compás de los tambores, pero este hombre lograba que su cuerpo marcara el ritmo de la música. Era como la batuta del director de una orquesta, con vida propia, mágica. Su alargada y delgada figura con músculos marcados, formulaban en cada esquina un embrujo. Su piel apenas morena tenía una capa de maquillaje en polvo ligeramente brillante, casi imperceptible, aunque Kyungsoo sí que la había notado, como también contó las costillas que se asomaban tras la piel con varios movimientos. Calculó los centímetros que medían los huesos de su pelvis y su elástica columna vertebral que parecía incapaz de romperse por mucho que se doblase.

     Las dos empleadas que restaban empezaron a tomar unos pocos de los platos que algunos comensales apartaban para brindarle más espacio al bailarín ya que todos deseaban que danzara un poco más cerca de ellos, pero éste parecía ajeno a lo que ocurría a su alrededor, como si estuviera programado bajo el encanto de la música de tal forma que supiera perfectamente dónde poner su pie, así, incapaz de tropezar.

     Después de estar en un extremo de la mesa, realizó una cadena de leves giros que levantaron un poco su falda dejando entrever un bonito pantalón negro, y en un momento estuvo en el centro, una vez más frente a Kyungsoo. Con un veloz movimiento se puso sobre sus rodillas, abrió sus piernas y ahora estaba expuesto ante él.

     El médico no hubiera creído que alguien de rodillas podría moverse y vibrar de esa manera, por la forma en que sus piernas estaban abiertas y su torso inclinado hacia atrás, pequeñas piedras pegadas al vestuario chocaban entre sí cantando con un travieso tintineo. Kyungsoo no logró evitar el pensamiento de estar desnudo en medio de aquellas largas extremidades, sintiendo todas esas vibraciones justo en sus genitales; pero antes de poder darle mayor rienda al curso de sus pensamientos, el bailarín se levantó y empezó a girar.

     Vueltas rápidas y salvajes, una tras otra como si fuera una peonza, su larga falda roja se abrió alrededor como una rosa floreciendo. Kyungsoo apenas sintió la mano de su amigo Sehun empujarlo hacía atrás para evitarle un golpe, el extremo de la tela le rozó parte del rostro obligándolo a cerrar los ojos por un par de segundos. Un par de segundos en los que se perdió esa imagen maravillosa, la de aquel hombre moviéndose como una culebra, aunque, en realidad, ese hombre hacía el papel del encantador y la serpiente hipnotizada era Kyungsoo.

     Cuando el bailarín se sostuvo sobre sus manos y le dio vuelta a su cuerpo para caer con las piernas abiertas en un split, los comensales empezaron a aplaudir y a vitorear, inclusive Joonmyeon y Sehun, pero Kyungsoo lo único que podía hacer era mantener los ojos muy, muy abiertos porque quería descubrir el truco. Él era médico y un cuerpo humano no podía retorcerse así con tal facilidad, pero después de unos pasos más, tanto la música como el bailarín se detuvieron y mientras todos se ocupaban con aplausos y gritos de aprobación, él solo podía perderse en el movimiento de aquel pecho que subía y bajaba, el abdomen igualmente contraído con cada agitada respiración que delataba que todos aquellos fluidos movimientos en realidad sí le habían conllevado un esfuerzo al artista.

     Kyungsoo sintió a Sehun sujetando con fuerza su mano y cuando consiguió apartar su vista del bailarín y dirigirla a su amigo, lo encontró intentando librarse de su puño. En algún momento de la presentación él había empezado a sujetar con mucho furor la tela del pantalón de su colega. El chico alto sonrío.

     —¿Me vas a soltar algún día?

     Kyungsoo se apresuró a liberarlo, algo avergonzado de su reacción. Kris sonreía satisfecho, mientras todos observaban a Malik bailar, él no había perdido detalle del rostro del médico, había visto el modo en que sus pupilas se abrían cada vez más grandes dejando a su bailarín entrar en él por completo.

     —¿Hay algo que quiera decir, doctor Do?

     —¿Eh? Yo... estoy sorprendido, sinceramente... pensaba que ese tipo de danzas eran exclusivas para las mujeres.

     Kris le dedicó unas palabras en turco a su bailarín y éste respondió brevemente en el mismo idioma. Kyungsoo notó que era una voz hermosa, sin llegar a ser demasiado gruesa, se le antojó la voz digna de un poeta.

     —Él ha dicho — tradujo Kris—, que esto es Turquía y: «aquí se danza lo que el cuerpo pide, sin solicitar el permiso de las buenas costumbres».

     Luego, el artista desapareció por el mismo lugar por donde había entrado. Alguna vez Joonmyeon había leído un libro de Antonio Gala, más tarde le explicó a su pequeño colega que el bailarín había citado a uno de sus personajes, un turco de nombre Yaman, que volvía loca de amor a una mujer española.

     Kyungsoo no era mujer ni español, pero pensó que cualquiera perdería la cabeza si alguien le bailaba de tal manera. Nadie le advirtió del trágico final que tuvo la protagonista de aquel libro.

Continuará...

Mención del libro de Antonio Gala: La pasión turca*

Mención del libro de Antonio Gala: La pasión turca*

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Arte: Jay Collins

Ballisaray [Fanfiction EXO/ KaiSoo|SooKai-HunHan]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon