Una Traviesa Venganza

· c i n c u e n t a ·

Me alejé de la ventana antes de que Alia pudiese verme y observé cómo caminaba hasta el coche. Tardó por lo menos cinco minutos en arrancar e irse.

Ben también se alejó, llevándose a la otra chica en su coche, y yo no quise volver a bajar a la fiesta. No tenía nada que celebrar.

Y sí, sabía que había actuado mal, que había pagado mi mal humor con Alia, pero también que tarde o temprano eso pasaría.

Yo la jodería, me volvería insoportable y le haría daño.

Mejor terminar con todo de golpe, antes de que fuese tarde.

Antes de que se enamorara de mí, tanto como yo me había enamorado de ella.

*****

Ben entró a mi habitación alrededor de quince minutos después, mientras estaba tumbado en la cama mirando al techo. Se escuchaba el sonido de la música desde el piso inferior, señal de que la fiesta todavía seguía y de que no había intención de frenarla pronto.

Me preparé para escuchar su regodeo ahora que Alia volvía a hacerle caso y ya no estaba conmigo. Quería preguntarle si había hablado con ella y si sabía si había llegado bien a casa.

Sin embargo, mi hermano pequeño comenzó a increparme:

—Eres imbécil.

Alcé las cejas y me levanté de la cama para echarle de la habitación. Sin embargo no se movió y mantuvo la mirada.

—¿Por qué has roto con ella?

—No es de tu incumbencia.

Ben alzó la cabeza. Parecía molesta y cabreado. Frunció el ceño y me espetó:

—¿Por qué te empeñas siempre en joderlo todo?

—Me alegra saber que esa es la impresión que tienes de mí, aunque tampoco me sorprende.

Algo en los ojos de Ben brilló, pero no supe interpretar el qué.

Nosotros siempre peleábamos o, al menos, en los últimos años. Sin embargo, después de decir aquello, mi hermano pareció resignarse. Sacudió la cabeza y sin decir nada más se giró, listo para salir de la habitación.

Lo paré con una última pregunta.

—¿Puedes llamarla? A ver si ha llegado bien a casa.

Sin volverse, se quedó quieto en el marco y escuché que suspiraba.

—Ya lo hice. Está... todo lo bien que puede estar.

Y volví a quedarme solo. Tal como estaría los próximos años de mi vida.

Me senté en la cama y miré la pared. Miré mi futuro. Hasta que el sonido de mis respiraciones comenzó a ser más fuerte que la música rebotando en las paredes.

Dejé que mi cuerpo cayese sobre el colchón y me tomé de las rodillas, sin poder calmarme.

Ya nada lo haría.

¡Feliz jueves!

Perdón, ayer debí poner que era Kai quien narraba :S

Capítulo cortito, mañana más. Actualizaré al llegar a Barcelona xD

¡Besos!

Andra :)