Capítulo 31: La verdad [TW: violencia].

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— ¿Por qué ha secuestrado a Atenea? — Me pregunta Pietro mientras vamos en el todoterreno negro.

— Por venganza, sabe que ella... Es alguien con quien he pasado tiempo últimamente. Por quién me preocupo.

— ¿Y para qué pide cinco millones?

— Es una excusa, un pretexto para que me encuentre con él... Lo único que quiere es venganza. Hacerme sufrir por echarle de la organización e intentar acabar con él.

— Bastardo... — Espeta Pietro.

— Por eso es importante seguir el plan.

— Entiendo.

— Realmente piensa que voy a asistir solo... Es un narcisista con falta de inteligencia.

— Entonces no hay de qué preocuparse — ríe.

— Tiene a Atenea, y seguramente vaya armado. Podría hacerle algo... Aunque lleve un equipo hay que ir con cuidado. Nunca se sabe. — Suspiro. — Lo más probable es que esté actuando solo, y esté solo o no, hay que andar con pies de plomo y actuar con inteligencia.

[Narra Atenea]

Aquel hombre de pelo castaño y ojos pequeños grises no para de andar de un lado a otro.

Aún me siento aturdida y me duele la cabeza a pesar de que hace un buen rato que he recuperado la consciencia.

Me ha tenido que dar un buen golpe en la cabeza este gilipollas. Supongo que así es como me trajo aquí.

— ¿En qué piensas tanto, querida? — pregunta Marcus arqueando una ceja y clavando sus maliciosos ojos en mí.

El lugar es todo un desastre. El techo está lleno de humedades, hay ratas por los rincones y basura por el suelo. A mi derecha hay un montón de cajas de madera vacías con algunas pequeñas letras blancas en algunos de sus laterales.

— ¿Por qué yo? No te he hecho nada — digo tratando de contener las lágrimas.

— Ya te he dicho que no es nada personal...

— Esto es ilegal. Alexei llamará a la policía y vendrán a por ti, hijo de... — Me interrumpe.

— ¿Policía? — Comienza a reírse a carcajadas.

¿Qué le hace tanta gracia?

— La policía no va a venir aquí, querida. — Niega con una retorcida sonrisa a la vez que con pasos lentos se acerca a mí y se pone de cuclillas.

— ¿A qué te refieres? — pregunto desconcertada. Vuelvo a forcejear e intentar soltarme del agarre de las duras y ásperas cuerdas que hay alrededor de mis muñecas y tobillos, pero es en vano.

— ¿Acaso no lo sabes? — Ladea su cabeza y aprieta levemente mis muslos con esa retorcida sonrisa de nuevo en su rostro.

— El qué. — Intento ignorar los escalofríos que me producen sus manos en mi cuerpo.

— Oh, querida... Esto va a ser más divertido de lo que pensaba. — Una expresión sádica cubre su rostro, aterrorizándome. — ¿Sabes a qué se dedica Alexei?

— Es empresario... ¿A qué viene esa pregunta?

Comienza a reír exageradamente, entrecerrando los ojos y colocando una de sus manos sobre su vientre.

— ¿Eso es lo qué te ha dicho? — Arquea una ceja. — ¿De verdad? — Se levanta pero deja sus manos en mis muslos, acercando ahora su siniestro rostro al mío.

— ¿Acaso no es verdad? — Intento apartar la mirada pero agarra mi mentón y me obliga a mirarle.

— ¿Has oído hablar de los rumores de Volkov S.A? Son todos ciertos, querida.

Eres mía - LR - (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora