10 ALGUNA VEZ FUE UN DIOS...

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Ginebra, Suiza


Barbara Minerva ahora tenía una parte de la llave que abría la puerta al Tártaro y liberaba a Cronos. Todo lo que necesitaba era una más. La pieza clave custodiada por las Amazonas.

Después del fallido ataque a Themyscira, Cheetah recibió un mensaje telepático de Felix Fausto, donde le revelo la identidad del padre de la princesa Diana. Tomó algunos días, pero Cheetah y Felix finalmente pudieron localizar a un hombre llamado Maximillian.

Max, como lo llamaban a menudo sus amigos, vivía solo en una casa de dos pisos. Felix Fausto le encargo a Cheetah que lo siguiera, mientras que él se reuniría de nuevo con Hitler para preparar la entrada al Monte Tartaro. Ella lo siguió durante unos días, acechando a su presa. Entonces, cuando considero el momento adecuado, ella se le revelo.

-¿Quién eres tú? – Max pregunto exaltado, pues estaba sorprendido al ver a tan peculiar mujer en su sala de estar –

-¡Soy Cheetah! – y sin decir más, Barbara se abalanzo contra él, apresándolo – 

HABIA UNA VEZ... UNA PRINCESA AMAZONAWhere stories live. Discover now