2 HOMBRE DE GUERRA

70 3 9
                                    

Inglaterra

Ser Justin Grayle vivía cerca de una pequeña ciudad en Nottingham, Inglaterra. Estaba triste porque su juramento le impedía defender a Inglaterra en la guerra contra Alemania. Y más triste aun, ya que en pleno año de 1945, la guerra estaba próxima a terminar, y él no podría compartir la victoria con sus compatriotas británicos.

Estaba en un pub del pueblo, bebiendo su cerveza nocturna como de costumbre. En puntos ebrios, muy entrada la noche, levanto su tarro, tratando de hacer un brindis.

-¡Dios salve al Rey y a Inglaterra de sus enemigos! – grito Justin –

-¡Salud! – Los clientes del pub vitorearon todos al mismo tiempo. Algunos eran militares británicos y pilotos estadounidenses –

Todo eso era lo más cerca que Justin estaría del frente y de hacer algo por su patria. Y otra noche más, estaba decepcionado.

Después de muchos tragos, Justin salió del Pub caminando por la calle. Al cabo de unas calles, se detuvo cuando una figura encapuchada salió de un callejón aledaño y se dirigía a paso apresurado hacia Justin. Pensó que como estaba un poco ebrio, su mente le jugaba alguna broma, pero no era así.

-¿Pero... que mierda? – exclamo Justin. Entonces la figura encapuchada se quitó la capa – ¡Dios todopoderoso, un demonio gato!

-¡No soy un demonio gato! Soy una Cheetah...

Entonces, Justin se quitó el abrigo y mostro un curioso medallón de plata en su pecho, que golpeo al momento. Como por arte de magia, una armadura se desplego del medallón y cubrió su cuerpo. Y el elegante bastón que tenía en el brezo, se convirtió en una brillante espada de plata. Solo así fue cuando se puso en posición de combate.

-¡Lo que sea que seas caerás ante la espada de Justin Grayle, el Caballero Brillante! – grito, lanzándose al ataque contra Cheetah –

Cheetah salto hacia él golpeándolo con sus garras. Justin apenas y la bloqueo con su espada, pero ella era más rápida y lo corto en el pecho. Sin embargo, el impacto no fue fuerte y ella se molestó, mientras miraba sus garras y la armadura de su rival intacta.

-Cualquiera que sea la hechicería que te convirtió en este monstruo, no es rival para esta armadura – añadió Justin a su rival – Fue encantada por el mismísimo Merlín y bendecida por el Arcángel Miguel... ¡Te atacare, demonio! – y sin decir más, Justin se lanzó al ataque –

Lanzo cortes despedazantes con su espada, que Cheetah esquivo con facilidad. Y viceversa, ella lo araño con sus filosas garras, pero la armadura de Justin siempre lo protegió. Era evidente que ambos rivales eran duros de roer. Y apenas saberlo, Justin sabía que esta pelea no tenía sentido, y el no perdería su tiempo ante una mujer con aspecto de guepardo. Después de unos minutos de pelear con ella, le lanzo un golpe con la culata de la espada, con la intención de desorientarla. El trataba de escapar.

-¡No! No me apartaras de mi deber... – gimió Justin mientras descansaba un poco. El silbo y casi al instante, apareció un caballo alado llamado Victoria. Justin monto el caballo y se fue volando –

Cheetah salto a una casa y brinco, agarrando al caballo por la pata. Justin la pateo en la cara y ella cayo aterrizando sobre sus pies.

-Espero no llegar demasiado tarde – Justin dijo para sí mismo, tratando de asimilar lo que sucedía –

Rato después, llego a las ruinas de un castillo, pero era demasiado tarde. La barrera mágica alrededor del castillo había sido derribada.

-¡No! – grito Justin mientras se apresuraba al interior –

HABIA UNA VEZ... UNA PRINCESA AMAZONAWhere stories live. Discover now