Capítulo 25 "Interludio"

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- no veo nada de mi en ti. - tomó su mentón elevandolo un poco. - tampoco veo algo de tu padre- con vaga soberbia puso presion al pequeño mentón de su hija- ni en el más mínimo movimiento que haces o respiras.

La soltó sin cuidado y le dio la espalda.

Se sentó en el elegante sillón de terciopelo verde con soporte de oro. Tal como era costumbre, su hija volvía a optar la posición de un soldado con la cabeza y mirada en el suelo.

- no se en que me equivoco contigo.-frotó el puente de su nariz con sus dedos. Cerró los ojos y soltó un suspiro agotador. - Ra's es demasiado blando con tu entrenamiento, ¿deberia hablar nuevamente con mi padre o mostraras tu gratitud mejorando de una vez con el arco?

- mejorare. - apretó sus puños en la postura firme y dio la leve reverencia con la cabeza para retirarse.

- espera. - con burla en su voz ordenó.

Enseguida se detuvo. Tal y como todos los soldados que le servían. Dio medio vuelta con las pupilas mirando hacia abajo. Una mueca de berrinche más que nada y los labios fruncidos. O así pensó Talia.

-¿ya no será, "si, madre", "mejorare madre", "así lo haré, madre", "madre", "madre", "madre", ¿es qué ya no me consideras así?-

No respondió. Se quedó callada mirándola con seriedad, pero sus ojos la delataban en su odio. Una respuesta clara a la pregunta de Talia.

- oh, que, que dolor, mi corazón de madre apenas lo resiste. - un drama lento y superficial- Una hija negando a su propia madre. Que dolor mas grande en verdad.

La burla en cada palabra que salia de su boca era como veneno, un veneno auditivo, que fluia primero por sus oidos hasta contaminar cada célula de su ser, pero a diferencia de provocar hemorragias internas, espamos, y otros síntomas del veneno de una serpiente, el escucharla le provocaba el más bajo odio hacia la mujer que tenía su sangre.

- no seas ridícula niña, ambas estamos condenadas a llevar este lazo sanguíneo, nuestra sangre es lo único que tienes, lo único que te permite seguir con vida. Por mi no estarías aquí, así que no me des un teatro de tu rechazo hacia mi, no eres más que un soldado en esta Liga, el arma de Ra's- bajó su tono de voz al darse cuenta de su arrebato, volvió a su calmada burla - ¿Esta claro para ti?

- ¿cómo no va a quedarme claro? - levantó su voz y la ira en sus ojos, en su mirada era palpable. - madre.

Fue una sutil burla, que tarde se dio cuenta de su tono de voz. Arrepentida bajó la cabeza esperando en su mente que su madre no halla escuchado eso. Se congeló al escuchar movimiento delante de ella.

Se levantó, la serenidad en sus pasos confundía a cualquiera, y su mirada calmada con aquella sonrisa neutral te hacia intimidar.

Ella retrocedió medio pasó cuando su madre estuvo a nada de no detenerse en sus pasos hacia ella. Ambos ojos verdes se encontraron, una con una calma engañosa y la otra con inseguridad sobre esta acción de su progenitora.

La confusión fue demasiado clara cuando su madre tomó su mejilla, no su mentón ni cuello, su mejilla, una sonrisa semejante al dulce de una fruta vio en su rostro, confundida puso su propia mano sobre la más grande.

-¿mad. . .

Un golpe en esa parte de su rostro la hizo trastabillar.
Más que sentir dolor estaba confundida, ¿había sido una muestra de afecto?, ¿o sólo un golpe?

Ya había recibido golpes de su madre antes, así que no habria sido necesario esa caricia, más patetica se descubrió asi misma tratando de interpretar este acto, queriendo sentir de nuevo ese gesto de caricia.

Raíces [DC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora