Hay personas con las que conectas, a las que miras a los ojos y sabes que tenía que suceder, que debías conocer, que debía ocurrir, y no se si sea el destino o una estupida casualidad, pero no concibo una vida en la que no existas, no quiero y me re...
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Último capítulo
Desperté por el sol calando en mis ojos, de inmediato me tapé con ambas manos y jadee al escuchar el teléfono sonar.
Conteste colocándolo en altavoz mientras me sentaba en el sillón en el cual me había quedado dormida ayer.
—¿Hola?—murmure.
—¡Estás viva!—Tom levantó la voz—Te he marcado desde hace horas, mandando mensajes, todo. Estuve a nada de ir.
—No te preocupes.—bostece—Solo no escuche el teléfono.
—¿Estás bien?—pregunto—Te escuchas... ronca.
—Estoy bien.—suspire—Solo es muy temprano y dormir sin calcetines ya sabes—tarareo.
—¿Llegaste bien?
—Si...¿Tu estas bien?—tarareo afirmando—Bien.
—Maya te manda muchos saludos.—rei.
—Dile que yo también—contesté tallando mis ojos—Hablamos luego, necesito agua.—colgué.
Aventé el teléfono al sillón y me tapé la cara con ambas manos, jadeé y me levante estirándome, recogí todo el desorden que tenía ayer y camine hacia el baño.
Mi rimel corrido era testigo de lo mucho que había llorado anoche por sobrepensar las cosas.
Si, cualquiera diría que quizá estoy exagerando, le estoy llorando a un feto como muchos nos referimos a lo que crece dentro de nosotros.
Pero yo lo deseaba.
Se que estuvo mal el no indagar más sobre lo que a Tom le había pasado, aunque claramente me había dejado claro que no era un tema del que quisiera hablar en esos momentos, y lo respetaba, en serio lo hacía, pero no podía perdonarlo así de fácil.
Él tenía que darse cuenta que mentirme y ocultarme cosas para "protegerme" no nos va a llevar a nada y si él entiende eso volveré.
T O M
Veía a Maya desayunar mientras mi mente divagaba, no sabía cómo sentirme al respecto, lo de Diane me había afectado demasiado y aunque no era bueno expresándome con otras personas, no puedo negar que he pasado noches llorando con su ropa abrazada.
Ya había pasado una semana y Diane seguía sin regresar, hablamos por teléfono al menos una vez cada dos días, pero me doy cuenta que no tiene muchas ganas de hablar... Al menos no conmigo así que le he dado su privacidad aunque sienta que me está matando.
—¿Diane va a regresar?—preguntó mientras se balanceaba en su silla mirándome.
—¿Que?—salí de mi trance mirándola.
—Si, que si Diane volverá.
—Claro... Solo tiene que checar unas cosas y volvera.—conteste mirando mi taza.
