Hay personas con las que conectas, a las que miras a los ojos y sabes que tenía que suceder, que debías conocer, que debía ocurrir, y no se si sea el destino o una estupida casualidad, pero no concibo una vida en la que no existas, no quiero y me re...
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Penúltimo capítulo
Después de esa pequeña conversación, Tom y yo no estábamos precisamente bien, no hablamos, no dormíamos juntos, no comíamos juntos el único momento donde estábamos juntos quizá era cuando Maya pedía la atención de los dos, fuera de eso el se la pasaba en su oficina y yo en la habitación empacando y pensando.
— ¡Papi mira!.—Maya se puso enfrente de él dando una vuelta con su tutú.
—Eres muy buena Maya.—sonrió a medias.
—La maestra dijo que podía ser una de las mejores de su clase.—sonrió.
—Seguro que ya lo eres.—me agaché y besé su mejilla—Estoy lista.—mire a Tom.
—Genial, vamos.—se levantó y Jamie la niñera entró a la sala—Ya sabes Maya, te portas bien, no te puedes desvelar hoy.
—Si papi.—asintió.
—Diviértanse.—sonrió Jamie.
—Gracias, cualquier cosa nos llamas sin problema.
—Sí señora Felton, no se preocupe por eso.—ambos asentimos y salimos.
Subimos al auto de camino a casa de Liam, estaba muy emocionada, por más que estuviera molesta con Tom, Liam Payne estaría ahí, si da la casualidad que Niall Horan esté ahí me muero, desde niña él era mi favorito y tan solo imaginar que este ahí me tiemblan las piernas.
—¿Tienes todo listo?
—Si.—contesté sin mirarlo.
—Puedo llevarte mañana al aeropuerto si quieres.
—Me llevará el chófer no te preocupes.—suspiró asintiendo.
—¿Por qué hoy si quisiste acompañarme?
—Si te molesta puedo regresar a casa.—lo mire.
—No me molesta, pero creía que estabas enojada conmigo.
—Lo estoy, que venga a una fiesta contigo no significa que no lo esté.
—Pues sí, supongo que sí.—asintió.
Pasaron unos minutos en silencio solo con el sonido de la música de fondo, escuche como suspiro y coloco una de sus manos en mi rodilla.
—Te ves muy hermosa hoy.—me miró.
—Gracias.—aparte mi rodilla.
—No puedo soportar tu desprecio. Es estresante llegar y ni siquiera poder acercarme a ti, me alejas como si estuviera enfermo.
—No te preocupes, el domingo me iré a México, no me tendrás que soportar más.
