Hay personas con las que conectas, a las que miras a los ojos y sabes que tenía que suceder, que debías conocer, que debía ocurrir, y no se si sea el destino o una estupida casualidad, pero no concibo una vida en la que no existas, no quiero y me re...
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Al pasar los días con Maya no eran... bueno no eran los mejores, pero tampoco eran malos en sí.
Los primeros días no quería que Tom se separara de ella, lo cual muy en el fondo me tenia un poco dolida, se que es una niña pequeña y que quizá no tenga como intención hacer que yo me sienta bien, pero en el fondo saber que ni siquiera le agradaba dolía cada dia mas.
Habían pasado aproximadamente seis meses desde que Maya estaba con nosotros, quizá no podría hacerla que me quisiera pero sí que me tolerará y aceptara un poco la relación mía con Tom.
Antes, nada le gustaba, de todo lloraba, hacía berrinches e inclusive manoteaba llevándome uno que otro rasguño de su parte por tratar de calmarla.
[...]
—Maya.—murmure—Por favor tienes que comer mira...
—No.—negó cruzándose de brazos—Quiero que papi venga.
—Papi vendrá, pero primero tienes que comer.
—No, no, no.—negó muchas veces—Si papi no viene no comida.—suspire.
—Le llamaré, ¿Si?, ¿Si hablas con el comerás?
—No, quiero a papá aquí.—frunció el ceño señalando el piso.
—Pero papá está trabajando y no puede venir.
—Quiero a papi.—comenzó a llorar.
—Le llamaré, ¿Está bien?—sonreí a medias—Le diré que venga y comerás. ¿Si?—se cruzó de brazos frunciendo el ceño.
Tome mi celular y camine hacia la cocina, al tercer timbre contestó.
—Amor estoy grabando y...
—Maya no quiere comer.—me adelante y solo lo escuche suspirar.
—¿Ahora por qué?
—Porque no estas... ¿Puedes venir?
—Diane, estoy trabajando.
—Lo se amor, pero no quiero que no coma, me rompe el corazón que ni un bocado y...
—No Diane, estoy a dos horas de casa.
—Uhm.—suspire—¿Y si vamos nosotras?—pregunte—Podemos...
—No.—contestó—Diane, no podemos chiflarla tanto recuerda lo que nos dijeron en el orfanato, si no quiere comer déjala, le dará hambre y comerá, te veo en un par de horas.—colgó.
[...]
También le podemos añadir las peleas y desacuerdos que Tom y yo teníamos acerca de la crianza de Maya, Tom era demasiado estricto y a mi me dolía ver su cara desilusionada porque solo quería sentirse querida.
