Jayson Thomas, un hombre reconocido en el Reino Unido, queda encantado con una chica de cabellos rubios después de su segundo reencuentro.
Lea Morgan, es una chica con todos los sinónimos de ''problema''. Es por ello que su padre se ve obligado a m...
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—Tengo que admitir, tu novio es guapísimo— dice Jonathan, novio de Dominic, observando a Jayson hablar con sus mejores amigos.
Jayson y Maximiliano se ríen, mientras que Grigory se queda serio a punto de ahorcar a sus amigos. No ocupo acercarme para inferir que se están burlando del ruso.
—Pero yo estoy más guapo— Dominic replica con enfado.
Jonathan, en lugar de reclamarle por sus celos innecesarios o acercarse a darle un beso para que se le resbale el comentario que ha hecho, se ataca de risas.
—No seas ridículo, bombón— le agarra la mandíbula con la sola intención de jalarlo y darle un pico en los labios.
Bueno, ha hecho las dos cosas.
—¿Bombón? ¿Qué tipo de apodo es ese?— Rebecca tuerce los labios.
—¿Qué?— Jonathan se cruza de brazos a la defensiva—. ¿Qué apodo le tienes tú a tu ruso?
—Dobrowhiskas.
Dominic, Jonathan, Nicole y yo nos reímos en unison.
Ese apodo podría ser más original que el mío. Tendríamos que hacer una competencia para poder deducir cuál resulta ser más gracioso e original.
—Eso suena como la comida de gato— digo entre risas.
—Porque técnicamente lo es— aclara ella, sonriendo con diversión.
—Bueno, pues, el apodo que le tengo a Maximiliano no se compara con el de Becca— menciona Nicole.
—Anda, no seas tímida y dinos cuál es— Dominic pide, agarrando de la cintura a su amado.
Hacen tan linda pareja ellos dos.
Si es que llegaran a casarse, tendría que ser invitada a la boda. Me gustaría ser dama de honor, aunque para eso debo de ser una amiga muy cercana a los novios, lo cual no soy por desgracia. Al menos ya tengo el gusto de conocerlos.
—Mi sexy Maximiliano.
—Si, no es tan divertido como el de Becca— Dominic arruga la nariz.
—Oye, eso es grosero de tu parte— se cruza de brazos, ofendida.
Viéndolos a los dos tener esta supuesta pelea de amigos, me recuerda a mi amistad con Cat. Las dos siempre nos echamos tierra mutuamente, y lo más divertido de todo, es que somos conscientes de que así es nuestra forma de llevarnos.
—¿Y tú, Lea?— Rebecca se dirige a mí—, ¿cómo le dices a Jayson?
—Señor Tomate.
Para mi sorpresa, los cuatro se ríen.
Lo voy a admitir, haber estado bajo el intenso efecto del alcohol ha sido lo mejor que ha podido pasar esa noche porque, no solo surgió aquel apodo chistoso, sino que también fue la gota que derramó el vaso para que mi padre tomara la drástica decisión de mandarme a vivir con su socio.
