Jayson Thomas, un hombre reconocido en el Reino Unido, queda encantado con una chica de cabellos rubios después de su segundo reencuentro.
Lea Morgan, es una chica con todos los sinónimos de ''problema''. Es por ello que su padre se ve obligado a m...
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Al fin es viernes.
Con tantas fotografías que he visto de San Petersburgo, me emociona la idea de conocer la ciudad. Planeo ir a visitar los monumentos más bonitos que tengan, es más, hasta he hecho una lista de los lugares que quiero visitar, lo único que pueda llegar a no permitirnos hacer tantas cosas son los pocos días que vamos. Lo importante es la boda del mejor amigo de Jayson.
Le he comprado un regalo lindísimo a la pareja y otro a las nenas que van a tener, a pesar de que no planean hacer una celebración por su próxima bienvenida como tal.
El viaje va a ser divertido, aunque, a la vez, tengo una pequeñita sensación de miedo por el tema de que el mejor amigo de Jayson, Grigory Dobrovolski, no es cualquier hombre, es un mafioso poderoso. He buscado en internet sobre su vida y encuentro de todo, menos fotos de él y mucho menos fotos de su futura esposa. Es un fantasma que aterroriza al país en pocas palabras.
Desalojando mi cabeza de pensamientos, camino a la salida de la universidad. Pero entonces escucho un grito detrás de mí.
—¡Lea, espera!
Giro sobre mis talones y me doy cuenta que se trata de Jake. Sigue siendo mi amigo después de todo lo que ha pasado entre nosotros, así que lo espero para ponerme al día con él siendo que no tenemos tan buena comunicación como antes.
—Jake, hola— saludo también con la mano.
—¿Cómo estás?— respira irregular, sujetando con fuerza las agarraderas de su mochila.
—No me quejo. ¿Qué hay de ti?
—Ahora, cansado de correr— ríe.
—Me doy cuenta de ello— me uno a sus risas.
—Quería alcanzarte— rasca la parte trasera de su cuello como si estuviera nervioso.
—¿Y eso por qué?
—Saludar. Llevamos mucho tiempo sin hablarnos y cuando te vi caminando, decidí venir a platicar un rato contigo.
—Creo que elegiste un mal momento— tuerzo los labios.
—¿Ah sí? ¿Por qué?
—Salgo fuera de la ciudad dentro de unas horas.
—Eso es genial, ¿a dónde vas?
—A Rusia.
—Que bien. Supongo que vas con el señor Thomas.
Se escucha extraño que se dirija a Jayson como "señor", lo hace sonar como si tuviera cuarenta años. La única ocasión que acepto escuchar el "señor" es para cuando lo llamo señor Tomate. Es el apodo más ingenioso que se me haya podido ocurrir.
