Jayson Thomas, un hombre reconocido en el Reino Unido, queda encantado con una chica de cabellos rubios después de su segundo reencuentro.
Lea Morgan, es una chica con todos los sinónimos de ''problema''. Es por ello que su padre se ve obligado a m...
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Me despierto a las 6:00 de la mañana para salir a correr antes de asistir a mi primer día de universidad. ¿Qué si estoy emocionada? ¡Por supuesto! Conoceré a nueva gente e iré a la universidad con mi mejor amiga.
Termino de abrocharme los tenis deportivos. Ato mi pelo en una cola de caballo y salgo de la recámara rumbo a la cocina.
Es un hábito para mí salir a correr en las mañanas. Activo mis ánimos antes de empezar un largo día.
—Buenos días.
—¿Otra vez va a correr?— pregunta Romina.
—Siempre lo hago.
—Entonces le prepararé un jugo verde.
—Gracias.
Me siento en una de las sillas de la barra. Por lo mientras me entretengo jugando un juego del celular que se trata de cortar frutas con una katana. Es divertido el juego. Como que regula los niveles de estrés al cortar esas frutas.
Lo único que me distrae es el movimiento de Romina que busca frutas, verduras y el envase de jugo de naranja para preparar el jugo.
Alrededor de cinco minutos después me entrega el juego preparado.
—Muchas gracias.
En eso atraviesa el umbral el señor Thomas cambiado con ropa deportiva también.
—¿Sales a correr?— custiona.
—Buenos días a usted, señor Thomas.
—Buenos días.
—Sí salgo a correr— le doy un sorbido al juego.
Él me dedica una mirada, después agarra el otro vaso de jugo verde que reposa en la encimera. Ya entiendo porque Romina ha llenado la licuadora, pues el señor Thomas también se mantiene saludable.
—Podemos ir juntos. Si gustas, claro.
—Por mí está bien— me encojo de hombros.
Carraspea en respuesta y se toma el juego entero. Vuelve a dejar el vaso en la encimera cuando ya no le queda ni la espuma. ¿Cómo le hace? Las pocas veces que he bebido el juego de golpe, me deja con un espantoso malestar en el estómago.
—Vámonos.
Aún mirándolo atónita, le respondo:
—Deja me termino mi jugo. Yo no me quiero vomitar como usted.
—Está bien.
Su forma de esperar me saca de onda, pues se me queda viendo mientras bebo el jugo. Tanto me incomoda que casi escupo el líquido por la nariz.
