Capítulo 1

16.2K 764 345
                                    

Middle of nowhere - Vancouver Sleep Clinic.

Me encuentro sentada dentro de mi auto deportivo lista para hacer lo que mejor sé hacer: correr

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me encuentro sentada dentro de mi auto deportivo lista para hacer lo que mejor sé hacer: correr. Justo en este instante estoy por conducir en las nocturnas calles de Vancouver.

Hace semanas atrás decidí regresar a mi dulce pasión, pero no de manera legal, lo cual tengo presente que me traerá muchos problemas si llego a ser descubierta. La única persona a quien en realidad le tengo miedo si llego a ser capturada, es a mi padre. Él perderá la cabeza y me reñirá por ser tan desobediente. Aunque por el momento, pensar en mi padre enfadado por mi culpa, no es relevante.

Cierro mis ojos y tomo un gran bocado de aire. Los tacones de la chica chocar contra el cemento zumban en mis oídos y los gritos de las personas intentan sacarme de mi cabeza. Cómo puedo, voy más a fondo con mi concentración. Es lo que necesito. No distracción.

—Vamos J, wujuuuuu— le grité a mi hermano desde la sala privada.

—Lea, siéntate. Recuerda que tu hermano no escucha tus gritos— dijo mi madre, sonriendo.

—Lo sé, lo sé, es solo una televisión pero allá afuera está J corriendo. ¡Mamá va a ser el campeón mundial! ¡Yo lo sé! — di saltitos casi pareciendo un chapulín por lo que recibí algunas miradas de las personas a nuestro alrededor.

A mis siete años yo podía predecir que mi hermano iba a ser campeón mundial de la Fórmula 1. Una vuelta más y lo sería. Por eso celebraba, mi hermano era el mejor y no había nadie que lo pudiera detener.

¡Era una bestia!

—Jackson Morgan está dando todo en la pista, como siempre lo hace el chico— dijo uno de los presentadores.

—Por 10 segundos va más adelantado que Christopher. ¡Ese chico de 18 años va a ser campeón mundial!— agregó otro, exaltando su emoción por mi hermano.

Todo iba tan bien. Tan perfecto. Que en tan sólo microsegundos todo se fue por el barranco, convirtiendo toda felicidad en una asquerosa desgracia.

—¡Oh por Dios!— dijo mi madre y los murmullos en la sala empezaron a escucharse en cada rincón.

Mi corazón se detuvo al igual que mi mundo se detuvo.

—¡J!— grité y mi madre se levantó dando un brinco para ir detrás de su hijo.

—Señora, espere un momento— la detuvo uno de los trabajadores de mi padre.

—¡Mi hijo!— gritó mi madre consumida de dolor y horror.

—No puede ser, Jackson del equipo Morgan Motors, acaba de perder el control y parece ser que su auto tiene fuego— dijo uno de los presentadores.

¡Ey! Es Un Amor Entre Nosotros (3 °) ©Where stories live. Discover now