Jayson Thomas, un hombre reconocido en el Reino Unido, queda encantado con una chica de cabellos rubios después de su segundo reencuentro.
Lea Morgan, es una chica con todos los sinónimos de ''problema''. Es por ello que su padre se ve obligado a m...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Años atrás...
—Ya, déjame imbécil— Jayson empujó a Grigory.
—Oh, la nena ya se enojó— respondió su amigo, riendo.
—Sí, así que deja de estar jodiendo y vete a ver si ya se puso la marrana— gruñó poniendo la almohada sobre su cabeza.
—Está bien, imbécil— Grigory se alejó, dejándolo dormir.
Jayson era el más joven de los tres mosqueteros —como dicen llamarse—. Él llegó allí desde sus trece años, mientras que sus otros dos amigos llegaron a los quince años. Fue como si el mismísimo destino hubiera decidido conectar a los tres chicos para ese inicio escolar duro para Jayson y Grigory, menos para Maximiliano. Él estaba ahí porque sus padres querían convertirlo en un chico responsable.
En cuanto a Jayson, él llegó ahí tras la pérdida de su madre un año antes. Su padre no pudo aguantar la ausencia de su amada y cayó en el vicio del alcohol. No podía permitir que su único hijo viera el débil padre en que se había convertido, por ello lo alejó. En parte funcionó, pero no se puso a pensar en lo mucho que afectaría a su hijo.
Grigory llegó siendo un joven amado por ambos de sus padres. Era feliz, muy feliz. Su mundo era perfecto a pesar de que su padre se dedicaba a los negocios turbios. Un día el rey de la mafia de San Petersburgo casi pierde a hijo, aquello fue lo que llevó al líder poderoso mandar lejos a su hijo. Era su única forma de protegerlo. Un padre haría lo fuera por su hijo, más un padre envuelto en el crimen organizado.
—Órale puto, levántate.
Entre Maximiliano y Grigory le echaron un balde de agua helada con extra hielos.
—Hijos de puta— Jayson se sentó sobre el colchón, encabronado.
—Cámbiate, es fin de semana y podemos hacer lo que nos plazca— recordó Maximiliano.
—Tú lo has dicho, es fin de semana y podemos hacer lo que nos plazca, así que yo dormiré. Buenas noches.
—Como quieras. Yo iré con Lexi— dijo Grigory. Lexi fue la primera novia del chico. Una joven inocente y dulce, al igual que él.
—Supongo que yo también iré con una de mis novias— dijo bromeando Maximiliano.
—Hagan lo que quieran. Adiós.
Ambos amigos se fueron abandonando la habitación de Jayson.
Los tiempos cambian, ¿no es así? Jayson era el menos mujeriego de los tres amigos, él solo esperaba con ansias una buena chica para hacerla su novia. Maximiliano era el rey de conquistar a cualquier chica. Y Grigory, el típico chico que toda chica suspiraba por su dulzura.
