Línea fuera de servicio.

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Su trabajo no era del todo algo maravilloso, aunque le gustaba, dentro de lo que cabía. Pero no ese día.

Se encontraba demasiado impaciente, no veía que el reloj avanzara hasta su hora de la salida, a las 8 en punto de la noche. Cada que tenía oportunidad, revisaba el teléfono en búsqueda de algún mensaje de Taekwoon, y en definitiva sonreía como un tonto enamorado cada que encontraba, en efecto, algún mensaje de su parte, procurando ser discreto al momento de escribirle de regreso, para que su jefe no le llamara la atención.

Y aquello hacía revolotear el corazón de Taekwoon de igual manera, primero, mientras se alistaba para su cita... Vaya, ¿en verdad iban a tener una cita? Aquello era demasiado bueno para ser real, era toda una fantasía, un anhelo que no podía creer que fuera verdad, por eso revisaba su teléfono cada cierto tiempo, y buscaba el registro de llamadas de la noche anterior... Sí, había sido real.

Taekwoon suspiró hondo, de un modo demasiado profundo y sonoro. A pesar de haber tenido un largo día, al fin la hora dictaba que faltaban cerca de quince minutos para que Hongbin terminara su turno, y justo había estacionado el auto en un lugar cercano a su lugar de trabajo; demostrándole que ya estaba presente y que esperaba por él, decidió tomar una foto desde su punto de vista hacia la calle, se vislumbraba algo del volante, y luego pensó en tomarse una selca y mandarla por igual pero no, quería mantener su imagen intacta para apreciar la reacción del otro en esa primera cita. Se cuestionó luego su gusto en la ropa, no quería lucir demasiado informal, pero tampoco quería recaer en algo demasiado elegante o ropa muy presuntuosa, a final de cuentas, siempre le había visto su uniforme de la tienda de regalos, y aunque conocía la vestimenta de Hongbin, algo casual e impecable, el otro sería quien vestiría uniforme durante la cita, a lo cual quería hacerlo sentirse cómodo de igual manera.

Vio la foto y después de pensarlo un momento, la envió, sonriendo al escuchar la notificación que ya conocía, que era el menor respondiendo, y sin lugar a dudas, su sonrisa se amplió más al ver una foto por igual, aunque esta fuera simple y decía poco a simple vista, pues era una fotografía del piso, se distinguían unos zapatos bien lustrados y parte de su pantalón, junto a un pequeño texto quejumbroso.

"Muero por salir de aquí~... Ya quiero verte"... Hongbin no sabía si esa última parte había sonado demasiado apresurada en cualquier sentido, pero, honestamente, ya no podía resistir más para salir al auto de Taekwoon y verlo en persona, era tan solo la verdad, los últimos quince minutos avanzaban lentos, y los últimos diez minutos eran tan pausados que creía que el segundero desafiaba las leyes del tiempo. Su corazón comenzó a acelerar emocionado durante sus últimos cinco minutos en el turno, la energía empezaba a llenarlo de pies a cabeza, y sus compañeros de trabajo notaron aquello sin lugar a dudas, irradiaba la misma energía e impaciencia de un niño pequeño que había ingerido cerca de diez barras de chocolate, y cuando faltaba un minuto para salir del trabajo, se emocionó al saber que Taekwoon había salido del auto para encaminarse cerca de las oficinas, pues el único lugar para estacionarse era a una calle de distancia.

-¡Hasta mañana~! –Apresuró a despedirse feliz de todos en el trabajo, sacudiendo la diestra al aire en lo que usaba la izquierda para colgarse su maletín estilo mochila por sobre el hombro y tomó el teléfono móvil del bolsillo de su pantalón, marcando el número de Taekwoon. Su corazón latía fuerte al escuchar que contestó al segundo timbre, saliendo de las oficinas y girando hacia la izquierda, comprendiendo dónde podía estar estacionado gracias a la fotografía de minutos atrás. -¿Hola~?

-Hola, Bin-ah~... ¿Ya saliste? –Preguntó en lo que caminaba a paso lento, esto, principalmente porque estaba tan nervioso que no sabía controlar esa sensación que le hormigueaba en las palmas de las manos.

-Ya salí, Taek... Voy, eh... Voy rumbo al auto. –Sonrió amplio y feliz, mirando a todas partes, había algunos transeúntes, casi todos apresurados para ir a sus autos o a las paradas de buses para volver a casa en cuanto antes, y, sin esperarlo, empezó a andar lento, pues si iba a prisas, seguramente no podría dar con Taekwoon y debía tomar su tiempo para buscarlo entre las personas.

LO SENTIMOS...Where stories live. Discover now