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Inconscientemente se mordía el labio inferior con algo de nerviosismo, la risa que le brotaba de los labios lo delataba un poco y todo porque no quería lucir como un presumido al contarle a Taekwoon que había asistido a algunos conciertos de Park Hyoshin, el cantante que más admiraba y le gustaba en todo el universo, y, todavía más, que había conseguido algunos pases VIP, a lo cual ya había tenido algunas interacciones cercanas más allá de asistir en la última grada en el concierto. Y todo era porque, maravillosamente, a Taekwoon le gustaba por igual, pero no había corrido con tanta suerte como él al momento de ganar algunas video llamadas con él, o tener mercancía autografiada.

Suspiró finalmente al darse cuenta de las cosas que los hacía embonar con encanto, y de otras que no eran del todo compatibles, el claro ejemplo era la cocina, sin dudas, pero en gustos musicales, o de comida, o de géneros de películas vaya que simpatizaban, y bastante. Lo cierto igual era que Hongbin procuraba no explayarse como un cotorro sin remedio cuando se apasionaba al momento de tocar un tema de su interés, razón por la cual había estado evitando a toda costa el tener que hablar de videojuegos con Taekwoon, quien notoriamente no era fanático de ello, y tuvo que morderse la lengua un par de veces para no tener que contarle toda una saga completa o la finalidad de alguno de sus juegos favoritos.

-Si tuvieras que elegir entre vestir solo ropa azul por el resto de tu vida, o solo ropa blanca, ¿cuál elegirías y por qué?

Sin remedio, Hongbin rió un poco ante la ocurrencia de la pregunta.

-Creo que prefiero blanca.

-¿Y por qué~? –Insistió en espera de alguna respuesta que durara otros diez minutos al teléfono.

Y es que eso por igual le fascinaba a Hongbin, el sentir que alguien lo escuchaba por el único y verdadero motivo de querer conocerlo, y vaya que era alguien espectacular en todo sentido, no solo de manera física era bastante guapo, sino su atractiva manera de hablar, con esa voz tan suave que parecía ser creada únicamente para que sus oídos le escucharan, también lo era el cómo ambos se habían acoplado el uno al otro, y guiaban a pasos cortos toda aquella conversación que tenía quizás ya una hora, probablemente más o probablemente menos; lo que le gustaba por igual de Taekwoon era que nada parecía forzado, que a pesar de estar a distancia, estaban tomados de la mano ayudándose uno al otro a avanzar a la par, que había confianza, o bien, bastante comodidad, que sabían cuándo detener la conversación de algún tema, como Hongbin con su unilateral pasión por los videojuegos, o bien, cuándo podían indagar un poquito más el uno del otro...

-¿Qué es lo que te gusta de ti? –Había preguntado Taekwoon en algún momento de la llamada, y bien que era algo difícil de contestar.

-¿Físicamente o-...?

-En general, lo que quieras decirme.

-Me gusta ser amable, bondadoso... Me gusta ser yo.

-¿Cómo es "ser tú", exactamente?

Y sí, Taekwoon nuevamente profundizaba un tema de manera que él se sentía, para nada presionado a responder solo porque sí, sino que le daba la oportunidad a expresarse. Eso, también, le gustaba del otro, y mucho... Pero debía responder qué le gustaba de sí mismo, no del chico del restaurante.

-Suelo ser gentil, me gusta serlo, me gusta creer que las personas buenas en verdad somos importantes.

-Lo son... Lo eres.

-Gracias, Taek... ¿Qué te gusta de ti?

-¿En general~?

-En general. –Asintió, girando sobre la cama al lado opuesto. -¿Te gusta ser tú?

-Me encanta ser yo. –Afirmó, dejando a Hongbin con un delicioso sabor de boca al saber que respondía de esa manera sobre su propia persona. –A pesar de lo que las personas puedan decir de mí, a pesar de que dejo que me afecten, las heridas no duran para siempre, he aprendido eso con el tiempo.

-... ¿Alguien se ha atrevido a decir algo malo de ti?

-Por mi orientación sexual... Sí, casi todos los que me han conocido lo han hecho.

Mantuvo silencio por breves segundos, ninguno de los dos supo qué decir de momento, bien que Hongbin entendía ese punto, no sabía si seguir palpando el tema sería como tocar fibras sensibles no solo en el mayor sino en sí mismo, aquellas fibras que conectaban con heridas que creía ya sanadas.

-¿Eres homosexual, Taekwoon?

-... Con orgullo, lo soy.

Una nueva y sutil sonrisa se dibujó en sus labios. En definitiva, la seguridad para decir aquello lo había cautivado, y sentía tanta necesidad de poder decir lo mismo, de poder decírselo de frente, de poder abrazarlo, de darle a conocer que no era el único... De decirle que, gracias a esa segura afirmación, le gustaba todavía tanto más.

LO SENTIMOS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora